No es un mensaje de la DGT, es una estafa: cómo reconocer el último timo que llega por SMS

Un envío masivo de mensajes de texto pretende hacerse con los datos personales y bancarios de los conductores.

estafa SMS

El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) ha identificado una nueva campaña de mensajes de texto falsos que pretenden suplantar a través del móvil la identidad de la Dirección General de Tráfico (DGT).

En estos SMS, el destinatario recibe el aviso de una supuesta multa y se le pide que revise el expediente a través del enlace incluido. Cuando el conductor hace clic, acabará en un sitio web donde se le pedirán sus datos personales y bancarios con intenciones fraudulentas. No es la primera vez que ocurre: los falsos avisos de sanciones de tráfico son uno de los ganchos más comunes para los intentos de estafa a distancia.

Sucede a menudo por correo electrónico, como han avisado en más de una ocasión tanto Tráfico como la Guardia Civil en sus redes sociales. Por lo común, en la bandeja de entrada se recibe un mensaje con apariencia realista, que utiliza el logo del organismo e invita a pinchar en un enlace. El reclamo siempre es el pago de una multa pendiente.

Al tratarse en este caso de un SMS, el INCIBE recomienda bloquear al remitente del mensaje y eliminarlo de la bandeja de entrada. 

Cómo evitar el fraude de la multa falsa

Si se ha pinchado por despiste o error –sobre todo en caso de haber proporcionado datos personales y bancarios–, el organismo sugiere hacer capturas de pantalla para conservar todas las pruebas posibles del intento de estafa, conocido técnicamente como smishing, incluidos los enlaces fraudulentos. Esto puede hacerse mediante testigos online, es decir, herramientas digitales que permiten autentificar dichas pruebas.

Como pasos siguientes, el INCIBE recomienda comunicar el problema a la entidad bancaria y presentar una denuncia a la Policía aportando todas las pruebas posibles. En paralelo, se puede comunicar el fraude a este organismo, de modo que lo conozca e intente evitar su difusión masiva. 

Tráfico impone al año en torno a cinco millones y medio de sanciones, unas 15.000 al día: no es difícil que estos envíos masivos de mensajes lleguen a un infractor desprevenido. Ese es el objetivo de los ciberdelincuentes: alguien que sospeche de una posible sanción y que pinche por equivocación o desconocimiento en el enlace maligno.

Según explica el INCIBE sobre esta última campaña, un clic lo llevará de una pantalla a otra hasta que finalmente se le solicitan los datos bancarios, con los que los ciberdelincuentes pueden operar posteriormente. 

Las páginas que han revisado los expertos en ciberseguridad muestran una apariencia similar a la web de la DGT, pero con mensajes que deberían hacer sospechar, como el amenazante “tiene menos de 24 horas para pagar la multa”.

Imagen compartida por el INCIBE que muestra el último intento de fraude a cuenta de la DGT.

Cómo comunica la DGT las sanciones

Los conductores deberían recelar de mensajes como estos desde el momento en que lo reciben, pues ni Tráfico ni los ayuntamientos notifican las sanciones de esta forma. Se envían siempre por carta certificada al domicilio del conductor que conste en la DGT. 

Si se sospecha de una posible multa y no se ha recibido la notificación, siempre se pueden consultar los boletines oficiales de la comunidad autónoma o los tablones de los consistorios, tanto físicos como electrónicos. Además, siempre se registran las sanciones en el Tablón Edictal de Sanciones de Tráfico (TESTRA) y en el Tablón Edictal Único del Boletín Oficial del Estado. 

Para recibir las notificaciones de multas, además, los automovilistas también pueden darse de alta en la Dirección Electrónica Vial: en ese caso, solo en ese (y el usuario está advertido, pues el alta es voluntaria) los avisos sí llegan por correo electrónico y por teléfono.

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Sergio Amadoz

Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).

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