Cualquier vehículo está preparado para llegar sin problemas hasta los 250.000 kilómetros. En condiciones normales, siguiendo los mantenimientos indicados por el fabricante, y teniendo suerte de que no surjan averías inesperadas… esa cifra puede ser mayor. Tanto como para acercarse al millón.
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Es el caso del Citroën que tiene Pierrot Gérard. Este exagente de seguros adquirió el vehículo en 2001 y no era el primer modelo que tenía de la marca francesa. Por su garaje pasaron antes un GS, un BX, un CX y un XM.
Por su trabajo necesitaba un coche cómodo y se decantó por un Citroën C5, impulsado por un motor diésel. Es, además, manual y de color gris. Tal y como señala a France Télévisions, es “el último modelo con suspensiones hidroneumáticas” fabricado por la firma gala.
Pierrot Gérard presume de la longevidad de sus vehículos: nunca ha jubilado uno antes de llegar a los 200.000 o los 300.000 kilómetros. Y es que, cuando trabajaba, era fácil que recorriese hasta 100.000 kilómetros al año.
Eso sí, el Citroën C5 es especial porque su odómetro ha superado la barrera de los 999.000 kilómetros y todavía lo conduce cada día. ¿Cuál es su secreto? Cuidarlo constantemente desde que lo compró.
Para ello, ha confiado en su mecánico de siempre que lleva trabajando en el sector desde 1971. Él mismo explica que no hay muchos conductores que lleguen a ese kilometraje: “La media son 250.000 kilómetros”.
Seis o siete años más
En el caso de los coches diésel, como este Citroën C5, la vida útil puede superar ese promedio: estos motores funcionan a un menor número de revoluciones y, entre otras cosas, esto influye bastante en los kilómetros que puede recorrer. Su media puede ir hasta los 400.000 kilómetros, lo que equivaldría a unos 20 años.
No obstante, el mecánico del Citroën C5 ha tenido que cambiar dos veces el motor debido a “problemas con las válvulas y la junta de culata”. La mayoría de las piezas restantes son las originales.
Finalmente, Pierrot Gérarda asegura que todavía no ha llegado el momento de cambiar su Citroën C5 por un modelo nuevo: planea conducirlo durante, al menos, otros seis o siete años porque no le gusta tirar nada “que se pueda reparar”.
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