El salón del automóvil de París de 1984 fue la cita elegida para presentar el Ferrari Testarossa, un modelo que causó sensación. Cuando apareció fueron varias características las que llamaron la atención.
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Pininfarina fue el encargado del diseño del Ferrari Testarossa, que destacaba, entre otras cosas, por su anchura. Del citado estudio italiano son las características rejillas laterales que, más allá de la estética, estaban ahí para dirigir el aire hacia los refrigeradores laterales del motor.
Bajo el capó, está el V12 de 4.9 litros atmosférico que entrega 390 CV de potencia y ofrece una velocidad máxima de 290 km/h. Este rendimiento hizo del Ferrari Testarossa todo un símbolo de su época.

El ‘Monospecchio’
Sin embargo, hubo otro elemento, más pequeño, que marcó la diferencia. Las primeras unidades del Ferrari Testarossa sólo tenían un retrovisor exterior: el del lado del conductor. Lo bautizaron como ‘Monospecchio’, que significa “un espejo”.
Igual que las rejillas laterales, no fue un capricho del diseño de Pininfarina. En aquel momento, la normativa italiana no establecía que fueran obligatorios los dos retrovisores exteriores: sólo el del lado del conductor.

Ferrari aprovechó esta laguna legal para mantener una línea aerodinámica más limpia para el Ferrari Testarossa: menos voladizo, menos ruido aerodinámico y más personalidad. Colocaron el retrovisor sobre el pilar A y en una posición elevada. De esta manera, el conductor tenía mejor visibilidad en un coche con una parte trasera especialmente ancha.
Hay otra versión sobre el Ferrari Testarossa Monospecchio. Cuentan que el retrovisor llegó ahí porque un ingeniero interpretó de forma incorrecta las normas de tráfico. Cuando se dieron cuenta en Maranello, lo solucionaron inmediatamente.

Las primeras unidades del Ferrari Testarossa
Las versiones Monospecchio se fabricaron únicamente durante los primeros años del Ferrari Testarossa (1984-1986) y en cantidades limitadas. Apuntan a que sólo salieron 390 unidades de las líneas de Maranello, pero teniendo en cuenta que fueron un par de años de producción… podrían superar las mil.
En aquel momento la ausencia de un segundo retrovisor dificultaba maniobras como el cambio de carril, pero ahora los Ferrari Testarossa Monospecchio están considerados una pieza de colección: fueron los primeros, los originales y tienen un diseño exótico.
En las subastas actuales, estas primeras versiones con un único espejo alcanzan un precio considerablemente superior al de los modelos posteriores con dos espejos. Ahora son una de las versiones más exclusivas y codiciadas del icónico deportivo italiano.
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