Uno de los grandes problemas de la ganadería industrializada o intensiva que se produce en las macrogranjas radica en la gran acumulación de desechos orgánicos que generan. En concreto el estiércol ha sido utilizado desde siempre como un abono agrícola y desde hace un tiempo también sirve para fabricar biogás y aportar así energía a las propias explotaciones.
Pero ahora una compañía francesa acaba de descubrir otra interesante aplicación para este tipo de residuos orgánicos. ARM Engineering es una empresa tecnológica ubicada en la localidad de Montans (Francia) y creada en 2017 para investigar en el campo de nuevos combustibles para los automóviles.
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Tras dedicarse inicialmente a la adaptación de los motores de gasolina para funcionar con bioetanol (E85), ahora se ha centrado en el desarrollo de los combustibles sintéticos y a la investigación de la pila de combustible.
El G-H3 es una nueva gasolina que se fabrica a partir del CO2 capturado en la atmósfera o de la biomasa no alimentaria y usando electricidad obtenida de fuentes renovables. Su receta se compone de CO2 mezclado con hidrógeno extraído por electrolisis del agua mediante electricidad proveniente de la energía eólica o fotovoltaica.
El G-H3 también genera energía eléctrica
Sin embargo, el G-H3 también puede obtenerse por el principio de metanización extraído de la biomasa que no sirva para la alimentación de personas o animales, como por ejemplo el estiércol o los residuos vegetales de la agricultura. Se trata pues de un biocarburante puro y de segunda generación, porque no es una mezcla con gasolina derivada del petróleo como ocurre con el E-85, que la combina al 85 % con etanol también obtenido de residuos vegetales.
El nuevo combustible G-H3 es compatible con cualquiera de los vehículos actuales de motor térmico de gasolina que cumplan la normativa medioambiental europea Euro 3. Pero antes hay que realizar una transformación mediante algunas modificaciones mecánicas y dotarlos de un nuevo módulo electrónico que modifica los parámetros de la inyección. La solución no solo permite seguir utilizando los automóviles tradicionales y retrasar su costoso achatarramiento, sino que también los convierte incluso en más eficientes que los actuales eléctricos en cuanto a la huella de carbono.
Y en cuanto a estos últimos, el nuevo combustible también aporta beneficios, ya que con 40 litros de G-H3 se puede producir electricidad limpia suficiente para que un Renault Zoe pueda recorrer unos 400 kilómetros.
Un combustible para la competición
Como resumen, ARM Engineering enumera las no pocas ventajas de la gasolina limpia G-H3. Para empezar, reduce en un 95% los gases de efecto invernadero (CO2), no emite partículas finas ni óxidos de nitrógeno (NOx) y su fabricación no afecta a las plantaciones agrícolas, es líquido. Además, su uso es sencillo y menos peligroso que el hidrógeno o la propia gasolina tradicional.
Por otra parte, el G-H3 es un carburante asequible, se puede distribuir por la red tradicional de gasolineras y posee un octanaje elevado (superior a 109) que lo hace adecuado para el deporte de competición. Para terminar, contiene más concentración de hidrógeno que el propio hidrógeno licuado, siendo más eficaz a la hora de alimentar las pilas de combustible.
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Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.