Hennessey es un preparador que no tiene problemas en trabajar con cualquier tipo de marca, pero sí presenta cierta predilección por los modelos de Ford. Ha modificado tanto el Bronco como el F-150, y ahora le toca al Ford Mustang.
Como es habitual en la compañía, no se ha conformado con la versión estándar, sino que ha transformado la más deportiva de la gama, el Shelby GT500. Dicha variante, al salir de fábrica, monta un bloque 5.2 V8 que entrega 771 CV y 847 Nm de par.
La firma ha mantenido el motor, pero le ha sometido a una renovación importante, que incluye la instalación de un sobrealimentador de 3,8 litros de capacidad, nuevos inyectores y un sistema de inducción de alto flujo.
Más información
El resultado ha sido un aumento de rendimiento considerable, pues el propulsor ahora desarrolla 1.221 CV y 1.223 Nm de par máximo. Además, se han recalibrado los ajustes de la transmisión automática de doble embrague y siete marchas.
Con esta nueva combinación, las prestaciones de la obra de Hennessey deben de ser espectaculares, pero el preparador no las ha desvelado de manera oficial. Así, como referencia, el GT500 de serie acelera de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos.
Sin cambios estéticos
Resulta curioso que la marca se haya centrado únicamente en el apartado mecánico y que no haya introducido ni el más mínimo cambio en la aerodinámica o la estética, siendo la única novedad en este aspecto las decoraciones específicas para la carrocería. La que luce el ejemplar de la presentación está inspirada en el Ford GT40 que ganó las 24 Horas de Daytona de 1966 y que cuesta 4.950 dólares.
Es un extra al que hay que sumar los 79.420 euros que cuesta el modelo base y los 59.950 euros que cuesta la preparación. Solo van a fabricarse 66 unidades del Hennessey Venom 1200 Mustang GT500.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram