El Hyundai Tucson recibió una importante actualización a finales del año pasado, que ahora se completa con la incorporación de una variante de corte deportivo, la N Line, que sirve además como aperitivo para hacer tiempo hasta la llegada del Tucson N, una versión de altas prestaciones que se sumará a la familia de la que ya forman parte i30, Fastback y Veloster.
El Hyundai Tucson N Line actúa como el acabado más dinámico de la gama, pensado para aquellos que busquen una imagen más agresiva sin necesidad de tener que optar por un motor demasiado potente.
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De hecho, está disponible con las tres opciones mecánicas del modelo, aunque se ofrecerá con una u otra según el mercado. Esto significa que los compradores se pueden decantar por el gasolina de 177 CV o por los dos diésel, de 136 y 185 CV, ambos con sistema de microhibridación de 48 voltios. La oferta incluye tracción delantera y total, así como caja de cambios manual u automática de doble embrague.
El N Line destaca por una estética diferenciada que cuenta con un paragolpes diferente con entradas de aire de mayor tamaño, parrilla cromada oscura, luces LED diurnas rediseñadas, grupos ópticos oscurecidos y una serie de elementos acabados en negro, que incluye retrovisores, marcos de las ventanillas, techo, alerón y llantas de 19 pulgadas.
El habitáculo también recibe mejoras como la tapicería de cuero para los asientos, las costuras de contraste en color rojo en estos, el volante y la palanca de cambios, los pedales de aluminio y un sistema de sonido Krell con 9 altavoces.
En lo que respecta a mecánica, los cambios son muy sutiles. Afectan solo a la amortiguación, con un tarado más duro, y a la dirección asistida, que es más directa.
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