Después de muchas dificultades financieras, una marca alemana acaba de declararse en quiebra. Este pequeño fabricante se había especializado en superdeportivos tan exclusivos como artesanales y ni las marcas chinas han podido ayudarle. Esta es la historia de Isdera.
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Eberhard Schulz empezó a fabricar coches en 1969 y en 1982 fundó su propia marca. Isdera fue la Pagani o la Koenigsegg de los años 80: fabricaba deportivos exclusivos y artesanales que se convirtieron en los más rápidos de aquella época.
De sus líneas de producción apenas salieron un centenar de unidades de los modelos a los que dieron forma. Eran coches poco conocidos para el público general, que se fabricaban bajo pedido. Quien quería uno, debía ponerse en contacto con el director ejecutivo de Isdera, encargar el modelo, esperar unos seis meses… y pagar. Los precios arrancaban, fácilmente, en 400.000 o 500.000 euros.

Formaron parte de su gama el Isdera Commendatore 112i, un superdeportivo que homenajeaba a Enzo Ferrari del que sólo hubo una unidad. Estaba impulsado por un V12 de 6.0 litros firmado por Mercedes, que desarrollaba 400 CV de potencia. Su chasis era activo y tenía puertas de alas de mariposa.
Del Isdera Imperator fabricaron 30 unidades con el diseño del ‘concept car’ Mercedes CW 311. La marca alemana también suministró el motor: un V8 de 395 caballos, que iban directos a las ruedas traseras a través de una caja de cambios manual.

Con el Isdera AK 116i rindieron homenaje a los Bugatti de los años 20. Este modelo, con un diseño retro, estaba equipado con un par de V8 de 5.0 litros de Mercedes: cada uno iba en un eje y entregaban 600 CV, así como 900 Nm de par motor. El consumo podía alcanzar fácilmente los 40 litros a los 100.
El Isdera Commendatore GT fue un superdeportivo eléctrico, que, sobre el papel, estaba equipado con dos motores que tenían una potencia conjunta de 804 caballos. La autonomía era de 500 kilómetros. El proyecto cayó en el olvido y no sabemos si llegó a fabricarse algún ejemplar de este modelo.

China al rescate
Isdera ya había atravesado dificultades financieras. En 2017 se asoció con WM Motor, también conocida como Weltmeister: es una marca china de coches eléctricos propiedad de WM Motor Technology. Un año después pasó a formar parte del grupo Sinfonía Automotive AG, que intentó reflotarla sin éxito.
En 2021, Isdera fue adquirida por el grupo Xinghui Automotive y, en 2024, crearon un centro de investigación, otro de desarrollo y una planta de producción en China. Nada de esto funcionó.
El pasado mes de abril se abrió un procedimiento de insolvencia en el Tribunal de Distrito de Saarbrücken, Isdera se declaró en quiebra y ha cerrado oficialmente sus puertas.
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