La nueva Euro 7 trae esperanza para los conductores

Susana Solís, eurodiputada española, defiende esta semana su propuesta para relajar las exigencias de la futura norma.

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Foto: Getty

Este próximo jueves, 12 de octubre, Europa vota cómo será el futuro de la industria del motor. Será entonces cuando los europarlamentarios decidan si dan luz verde a una nueva propuesta para la normativa Euro 7, que tiene acento español y beneficios para los conductores.

La Euro 7 es la nueva regulación que está llamada a sustituir a la actual Euro 6. Actualiza los estándares de emisiones de contaminantes diferentes al CO2 para automóviles, camiones y autobuses. Y lo hará después de recorrer un largo y polémico camino.

En un principio, debería entrar en vigor en julio de 2025. No será así porque los países miembros de la Unión Europea (UE) decidieron, por unanimidad, retrasar su puesta en marcha. Lo hicieron tras la oposición a su implantación en esa fecha de la industria y de ocho países (Italia, Francia, República Checa, Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia) debido al alto coste que tendría la Euro 7 para los fabricantes y para los conductores: sus restrictivos límites encarecían el precio de los coches.

Ahora, Susana Solís, eurodiputada de Ciudadanos y miembro del grupo del Parlamento Europeo Renew, lidera el bloque que pone sobre la mesa una Euro 7 más suave. Ella es la única representante española de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (ENVI), que se encarga de elaborar la nueva.

En un desayuno informativo con medios entre los que se encontraba EL MOTOR, Susana Solís explica por qué su planteamiento tendría más beneficios para la industria del motor:

Hay que tener en cuenta que el 80% de la producción española se centra en modelos pequeños, que serían los más perjudicados por el planteamiento inicial de la Comisión.

Con este punto de partida, el jueves se votará el futuro de la Euro 7. Hay tres grupos a favor de la propuesta defendida por Susana Solís y tres que plantean una normativa más restrictiva: las votaciones están tan ajustadas que se decidirá por una diferencia de dos o tres diputados.

La propuesta española para la nueva Euro 7 busca una norma que conceda seguridad al sector y que no obligue a las marcas a invertir en una tecnología con fecha de caducidad (los motores de combustión en 2035). De esta manera mantienen la industria automovilística europea, se da forma a una movilidad asequible y se mejora la calidad del aire.

Menos emisiones

El planteamiento que defiende Susana Solís apuesta por reducir los límites de emisiones de los coches a 60 mg/km de NOx: actualmente, con la Euro 6, el límite es de 80 miligramos para los coches diésel y de 60 para los de gasolina. El plazo para implantarlo sería de dos a tres años e implicaría una mejora del 32%.

La propuesta del otro bloque defiende una bajada más drástica: hasta los 30 miligramos. Algo que la propia Comisión ha rechazado porque la inversión para alcanzar esa cifra no compensa el beneficio obtenido para el medio ambiente.

En el caso de los vehículos pesados se busca una reducción del 60% respecto a la Euro 6. Para ello, proponen pasar de 460 a 200 mg/km en las pruebas que se llevan a cabo y de 690 a 260 mg/km en condiciones reales. Se plantea un periodo de cuatro a cinco años para su implementación.

Emisiones de neumáticos y frenos

Una de las grandes novedades es que, por primera vez, se definen límites de emisiones para neumáticos y frenos, además de regular la durabilidad de las baterías.

España y la Euro 7

Una norma Euro 7 suave, como la que plantea el grupo de Susana Solís, es una buena noticia para España debido al enorme peso que tiene la industria de la automoción. Las marcas presentes dentro de las fronteras nacionales piden certeza legal, es decir, que se fije un objetivo sin fechas intermedias y sin cambios, además de ayudas para llegar hasta él.

A las marcas, la nueva Euro 7 no les obligaría a hacer cambios en el motor de sus modelos. Esto eliminaría el incremento de costes en los coches nuevos, cuyo precio no subiría entre 1.000 y 2.000 euros. O lo que es lo mismo, los vehículos no serían más caros.

Una normativa más restrictiva puede llevar al cierre precipitado de las plantas de vehículos pequeños de combustión que, además, suponen el 80% de la producción nacional (Opel Corsa, Audi A1, Seat Ibiza, Seat Arona…). Según Susana Solís, “Volkswagen no ha dicho nada, pero Renault sí nos ha mostrado su preocupación”. Esto tiene su correspondiente impacto en términos de empleo, competitividad económica y desarrollo regional.

Fechas y plazos de la Euro 7

Si la votación del 12 de octubre no sale adelante, el proceso de la Euro 7 volverá a la casilla de salida para recibir nuevas propuestas. Si, como espera Susana Solís, consigue los apoyos suficientes para la nueva norma, en noviembre habrá una nueva votación.

El siguiente paso son los trílogos, a finales de 2023: grupos, integrados por tres miembros (Comisión, Parlamento y presidencia del Consejo), que se crean para cada una de las propuestas legislativas. La presidencia del Consejo de la UE es, ahora mismo, de España hasta diciembre: razón por la que se espera que la votación sea favorable. El turno posterior es de Bélgica, que apostaría por una Euro 7 más restrictiva.

A partir de ese momento, Europa dispondrá de doce meses para elaborar la legislación secundaria. Con este punto rematado, la Euro 7 entraría en vigor en 2027 para los coches y en 2029 para los vehículos pesados.

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