La razón por la que Adrian Newey no necesitará coche de empresa en Aston Martin

Antes de fichar por la escudería británica, él y Chris Horner trabajaron con la marca para crear un Fórmula 1 de calle.

adrian newey
Adrian Newey, en su presentación con Aston Martin. | Getty

El 1 de mayo de 2024, Adrian Newey comunicó que dejaría Red Bull a final de esta temporada. Fue entonces cuando comenzó el torrente de apuestas sobre el futuro del mejor ingeniero de la Fórmula 1 actual: su próximo destino será Aston Martin… y hay una razón por la que no necesitará coche de empresa.

El motivo es sencillo: ya tiene su propio Aston Martin. Literalmente. Adrian Newey conduce un Aston Martin Valkyrie, el coche que creó junto a Christian Horner, jefe de Red Bull, y a dos directivos de Aston Martin: Andy Palmer, el CEO, y Simon Sproule, el que era su asesor y hombre de marketing.

El Aston Martin Valkyrie nació en The Birch, un bar situado en las afueras de Milton Keynes: la ciudad donde está la base del equipo Red Bull Racing. Allí, mientras tomaban unas cervezas y cenaban salchichas con puré de patatas, elaboraron las líneas maestras y el esbozo de un coche definido como “un F1 de calle”.

Sólo se fabricaron 150 unidades y cada una costaba 3,5 millones de euros: una de ellas pertenece a Adrian Newey, otra a Max Verstappen y otra a Fernando Alonso. El piloto español ha confesado en una entrevista que ha pagado el coche íntegramente, ya que Aston Martin no hace descuentos a sus empleados.

En su interior ruge un V12 atmosférico de 6.5 litros firmado por Cosworth: con la ayuda de un motor eléctrico entrega 1.555 CV de potencia, llega a los 350 km/h y es capaz de pasar de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos.

En las páginas del libro A Wild Ride explican que Adrian Newey trabajó sin limitaciones de presupuesto y practicidad. Desvelan cómo el ingeniero consiguió meter un V12, una caja de cambios de siete velocidades, un motor eléctrico y una suspensión trasera caben en un espacio donde, normalmente, sólo habría hueco para una de esas cosas.

Lo consiguió montando la suspensión directamente en la carcasa del transeje, fijó la parte delantera del motor a la parte trasera de la sección central del coche donde se sientan los pasajeros y colocó la caja de cambios en el otro extremo de ese bloque.

Para que el Aston Martin Valkyrie tuviese algo parecido al confort de marcha, Adrian Newey se inspiró en los Williams F1 con suspensión activa que había diseñado a principios de los años noventa.

Además, la suspensión trasera y la delantera emplean barras de torsión en lugar de resortes helicoidales, pero no había sitio para ellas. ¿La solución? Perforar la parte delantera del habitáculo, hecha de fibra de carbono, para que se sitúen longitudinalmente bajo el cuadro de instrumentos.

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