La Guardia Civil ha estado siempre vinculada al mundo rural, por lo que es habitual encontrar pequeños vehículos y todoterrenos en su historia sobre ruedas. Y desde 1959 también se ocupa del tráfico, así que también abundan los coches preparados para recorrer kilómetros. En los últimos tiempos, además, se han añadido a la colección un buen número de modelos eléctricos.
Los primeros coches que patrullaron los pueblos y los caminos fueron los Seat 1400 B, la evolución del primer modelo de la firma española, y el Land Rover Serie 1.
El todoterreno británico nació tras la II Guerra Mundial y recibió gran parte de la herencia que le dejaron los vehículos que participaron en la contienda y que debían ser capaces de atravesar casi cualquier terreno. Pronto comenzó su producción en España, en la planta de Linares (Jaén), con lo que se salvaban las trabas a la importación.
Con el tiempo llegaron nuevos modelos como el Seat 124 y el Renault 10, y posteriormente el Seat 127. En cuanto a los todoterrenos, se iban sucediendo las diferentes generaciones del Land Rover Defender, hasta que en los años ochenta Nissan desplazó a la marca inglesa con su modelo Patrol. Varias de sus generaciones se vestían de blanco y verde.

El Cuatro Latas de la Guardia Civil
También rodó por los caminos de España el Renault 4L, el mítico 4 Latas, que resultaba mucho más barato que un 4×4 y, en muchas ocasiones, podía solventar perfectamente la papeleta.
A principios de los ochenta poco a poco fueron llegando los primeros Seat Ritmo y Talbot Horizon, también los Peugeot 504 y posteriormente los Citroën BX, estos como también se implantaban en la Policía Nacional.

Con la llegada de los noventa entraron los novedosos Citroën ZX y el Nissan Almera, fruto, en el segundo caso, de la excelente relación entre el instituto armado y la compañía japonesa.
La Guardia Civil de Tráfico ya estaba utilizando los Citroën Xantia desde los inicios de la década para ser poco a poco sustituidos por Peugeot 406 y Renault Laguna, que dieron paso al Ford Mondeo primero y al Citroën C5, después.

Del Nissan Terrano a los Fiat
Mientras, en los pueblos, el Peugeot 306 dio paso al Renault Megane y este al Peugeot 307. En el campo, el Patrol hacía tiempo que había dado paso a su hermano el Terrano y posteriormente al X-Trail.

En los últimos años han tomado un importante protagonismo en la Guardia Civil los vehículos del Grupo Fiat, de manera que se han utilizado ampliamente el Fiat Croma y el Ulysse, y sobre todo el Alfa Romeo 156, que fueron sustituidos por el modelo 159.
Más allá del gigante transalpino, también llegaron partidas del Seat Exeo (la berlina de la firma española que apenas duró unos años), del Peugeot 407 y de la última evolución del Citroën C5.
En la época de la movilidad eléctrica, la Guardia Civil ha probado algunos modelos sin emisiones, como el Skoda Enyaq o el Cupra Born, sin dejar de lado las motorizaciones tradicionales (con el Seat Ateca a la cabeza) o las híbridas enchufables, con modelos como el BMW X3 o el Mitsubishi Eclipse Cross.

El último paso ha sido la renovación del parque móvil con la incorporación de 72 unidades del KGM Rexton. Estos nuevos modelos están destinados a una unidad operativa especializada, encargada de intervenciones rápidas en situaciones de alta complejidad.

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