Leer, oír, mirar. Pruebas de expertos, opiniones de amigos, repaso a revistas y webs, vídeos, escuchar podcast, informarse en los periódicos… Todo el mundo parece haberse subido al tren de la movilidad eléctrica. Unos por devoción y otros por obligación. El motivo es casi lo de menos, lo indiscutible es que hay que pasar a la acción para intentar frenar el deterioro evidente que para todos supone el cambio climático.
Lo realmente convincente, desde luego, es la experiencia. Por mucho que nos cuenten, por más argumentos que se desplieguen, lo valioso pasa por comprobar cómo es desplazarse sin contaminar, sin quemar combustible. De una forma racional, huyendo de alardes innecesarios y apostando por el equilibrio general de un coche eléctrico tan práctico como el Peugeot e-208.
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Una semana a su volante, utilizándolo de manera cotidiana como medio de transporte y descubriendo lo que puede ofrecer desde esa atalaya de la eficiencia. Y el ensayo deja experiencias interesantes y conclusiones valiosas. Una por cada día de uso… tanto como de disfrute.
Lunes. ¿Quién necesita más?
Mientras algunas carencias de recarga eléctrica no se resuelvan, el entorno más adecuado para el coche eléctrico es el urbano. Por distancia de los desplazamientos y facilidad de recarga, en la ciudad es donde estos vehículos soportan menos tensiones de uso.
Y en tal escenario es fácil comprobar que un compacto como el Peugeot e-208 es más que suficiente. Tiene cinco plazas, un maletero suficiente para la compra semanal y una agilidad apreciable en el tráfico congestionado, las calles angostas y las plazas de aparcamiento reducidas.
Las cosas de la belleza son muy subjetivas, pero la experiencia también demuestra que el Peugeot eléctrico agrada a una mayoría. Tiene aspecto de coche más grande, con formas musculosas pero elegantes. Y gusta tanto a ellos como a ellas, en una unanimidad que resulta difícil concitar con otros coches.
Martes. La recarga es fácil
Moviéndose en un ámbito urbano e interurbano, recargar una batería como la del Peugeot e-208 (con una capacidad de 50 kWh) es una tarea más sencilla de lo que parece. Básicamente, porque ni es necesario ni conviene ir del mínimo al máximo. Lo adecuado es aprovechar las oportunidades que se presentan para garantizar la disponibilidad de la energía necesaria.
En un enchufe doméstico el proceso resulta demasiado tedioso, aunque no imposible. Lo ideal, para qué negarlo, es disponer de un cargador con toma Mennekes y potencia de entre 4,5 y 7 kW.
En ningún caso se hacen necesarias cargas superiores, tomas trifásicas que lleguen a los 11 kW. De este modo, en casa o en el trabajo, en pocas horas se vuelve a tener la batería a pleno rendimiento, sin preocupaciones por la autonomía.
Y sin olvidar, por supuesto, la conocida como carga de oportunidad, es decir, el aprovechamiento de esos puntos públicos en supermercados, centros comerciales, hoteles, gasolineras… para darle un empujoncito de carga que termine de asegurar el alcance necesario.
Miércoles. Cumple con lo que promete
El pánico a terminar parado en el lugar más insospechado con la batería descargada es uno de los principales que atenaza y condiciona a los potenciales compradores de un coche eléctrico. La fiabilidad de los consumos homologados es una de las claves en este sentido, una correlación admisible con la realidad de un uso cotidiano.
Y lo cierto es que el e-208 cumple con las expectativas con buena nota. Peugeot homologa un consumo de 15,5 kWh por cada 100 kilómetros recorridos y resulta bastante sencillo moverse en este parámetro en una conducción convencional.
Combinando tanto circulación urbana como interurbana, obtener un gasto de entre 14 y 16 kWh a los 100 kilómetros es posible sin grandes esfuerzos, utilizando la climatización y sin necesidad de reducir la velocidad por debajo de la vía.
En autovía, a velocidades mantenidas, el consumo se eleva hasta casi los 20 kWh a los 100 kilómetros, pero el entorno principal del e-208 es claramente otro. Por tanto, admitiendo como válido el consumo homologado, con este eléctrico se pueden recorrer 100 kilómetros con un gasto en electricidad de 2,3 euros. Con una motorización de gasolina de rendimiento equiparable esta cantidad se elevaría a los 7,8 euros. Poco más que decir…
Jueves. Adiós a las gasolineras
Después de unos días utilizando el Peugeot e-208, hay que reconocer que olvidarse de las gasolineras es una auténtica gozada. Dejarlas atrás sin necesidad de parar y, sobre todo, viendo en sus postes de precios los niveles a los que se encuentran los combustibles reafirma que las ventajas de la movilidad eléctrica deben ser tenidas muy en cuenta.
Tampoco es una cuestión menor la comodidad que supone prescindir de la propia tarea del repostaje: detenerse en un surtidor, en ocasiones esperar turno, bajar del coche para llenar el depósito, entrar en el establecimiento a pagar… Todo esto se reduce con el e-208 a estacionar, coger la manguera del cargador y conectarla a la toma correspondiente.
Viernes. Acceso y estacionamiento
Etiqueta Cero. Una de las grandes ventajas de un vehículo 100% eléctrico. Y cada vez serán más, puesto que a partir del próximo año 149 municipios de España con más de 50.000 habitantes deberán disponer de una Zona de Bajas Emisiones. Ello supondrá que existirán limitaciones de acceso y de estacionamiento que, sin embargo, no afectan a los eléctricos.
Es lo que ya sucede, por ejemplo, en Madrid. Y disfrutar de una circulación sin riesgo de sanciones y con aparcamiento gratuito, además de por tiempo ilimitado, en cualquier parte de la ciudad solo se valora en su justa medida cuando se experimenta. Adiós con el e-208 al pago en los parquímetros o con aplicaciones, a tener que mover en coche en un determinado tiempo, a dudar de si se atraviesa una zona prohibida para los vehículos a combustión… Sin duda, otra forma de vivir la movilidad urbana.
Sábado. Tiempo de disfrutar
Por fin llega el fin de semana. El Peugeot e-208 dispone de autonomía sobrada para realizar escapadas de ocio en un radio suficiente, además de una habitabilidad correcta para cuatro ocupantes y espacio para su equipaje de mano.
Y todo con un equipamiento que poco tiene que envidiar al de coches de un segmento superior. Desde una conectividad de primera hasta ayudas a la conducción como el mantenimiento de carril o la asistencia al aparcamiento, pasando por cierre automático con llave inteligente, iluminación de acompañamiento, climatizador, asientos calefactables (según versiones), reconocimiento de señales de tráfico, control de crucero y limitador de velocidad, instrumentación en tres dimensiones, sensor de ángulo muerto en los retrovisores exteriores…
En fin, todo lo necesario para que los desplazamientos resulten cómodos, fáciles y muy seguros. La eficiencia desde luego que no es incompatible con el confort, ni siquiera en un modelo utilitario como el e-208, que lo demuestra con argumentos de peso.
Domingo. El placer de conducir
Acaba la semana. Aunque no sin antes disfrutar de otra oportunidad para descubrir la experiencia eléctrica del e-208. Toca escapada a la montaña, un paseo reconfortante antes de volver a la rutina diaria. Y de nuevo nuestro protagonista se revela más que solvente. A la agradable sensación de conducir un coche sin ruido ni vibraciones se suman unas prestaciones óptimas, sobre todo en lo que se refiere a la aceleración.
La respuesta inmediata a la más mínima insinuación al pedal del acelerador se combina con un dinamismo sorprendente para un coche que supera los 1.500 kilos. Las curvas se gestionan con precisión, mientras que la puesta a punto de la suspensión tiene un buen compromiso entre la comodidad y la estabilidad.
El e-208 gira plano y sin descomponerse, incluso en los trazados más virados. No es un coche deportivo, desde luego, pero a quienes les guste disfrutar de la conducción no se verán defraudados.
La experiencia finaliza y la mejor de las conclusiones es que con el Peugeot e-208 siempre quedan ganas de más. De otros siete días de disfrute, por ejemplo…
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