La seguridad en un coche no depende solo de la atención que preste el conductor a la carretera, de las estrellas Euro NCAP del vehículo ni de lo que hagan los demás automovilistas. También hay posturas que resultan perjudiciales (y a veces peligrosas) para el conductor y los ocupantes. Las consecuencias pueden ser graves en caso de accidente, aparte de que hay maneras de sentarse en el coche que pueden acarrear una sanción.
El artículo 18 del código de circulación lo deja claro: “El conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros”.
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Demasiado lejos del volante
Si conduces con el asiento colocado demasiado lejos del volante, tendrás más de un problema: por ejemplo, no alcanzarás fácilmente los pedales y no podrás frenar o acelerar con suficiente rapidez en caso necesario, aparte de que no controlarás bien la presión del pie sobre el pedal. Por otra parte, si llevas los brazos estirados en exceso, tampoco dominarás bien los giros, especialmente en situaciones de cierta emergencia.
Con el asiento tumbado en exceso
El conductor de un coche no es un piloto de carreras, por mucho que algunos piensen lo contrario. Y la posición correcta ante el volante no es la de ir excesivamente tumbado, porque los brazos, como en el punto anterior, quedarán demasiado estirados.
Demasiado cerca del volante
Tampoco resulta adecuado adelantar el asiento en exceso. En ese caso, los pies pueden fácilmente engancharse en los pedales e impedir un frenazo de emergencia. Incluso las rodillas, que irán flexionadas en exceso, pueden convertirse en un obstáculo para las manos a la hora de girar el volante.
Situando las manos al azar
En la autoescuela enseñan a agarrar el volante de una determinada forma (a las diez y diez, generalmente) porque resulta segura para conducir y garantiza un giro eficaz. Juntar las manos, usar solo una de ellas… Hay unas cuantas maneras de coger el volante que te pueden costar una multa.
Inclinándose hacia delante
Una de las costumbres más habituales durante un viaje por parte de los pasajeros: inclinarse hacia delante para buscar algo o para acercar algo al conductor desde el asiento trasero. Resulta ciertamente peligroso, porque, en ese caso, el cinturón de seguridad pierde toda su eficacia en caso de frenazo.
Con los pies en el salpicadero
Otra imagen muy común en las carreteras: el copiloto con los pies sobre la guantera o directamente sobre el salpicadero, muchas veces sin zapatos. Más allá de la cuestión estética, el peligro es doble.
En caso de frenazo, el cuerpo puede sufrir el llamado efecto submarino y salir despedido por debajo del cinturón; y si hay un choque frontal, el airbag empujará las rodillas contra el cuerpo del copiloto. Las lesiones en ese caso pueden ser graves: roturas de pómulos o de mandíbula, fracturas de rodillas, ceguera, lesiones cerebrales…
Y si esto parece poco, es una de las posturas que sí suelen ser vigiladas por la DGT y multadas por los agentes de Tráfico. La sanción, que no implica pérdida de puntos, es de hasta 100 euros (y el responsable de ella es el conductor, como indica el artículo 18).
Tumbarse en el asiento
Cae por su propio peso que no está permitido tumbarse sobre los asientos traseros, como se hacía cuando no existían los cinturones en esa parte del coche, pero tampoco se puede viajar con el respaldo del asiento delantero reclinado por completo. Es una de las posturas más cómodas cuando hay sueño, pero el efecto submarino vuelve a convertirse en amenaza.
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