Ya sea por curiosidad o porque se quiere vender el coche (o comprar uno usado), siempre es interesante saber cuánto puede valer el coche propio en el estado actual o, lo que es lo mismo, cuánto valor ha perdido desde que se compró nuevo.
Para saber cuánto vale el coche propio, lo más rápido y eficaz es mirar algunos portales de internet que lo tasan o buscar modelos similares en páginas de ventas de coches usados.
Cómo tasar mi coche ‘online’
Hay muchos portales donde, una vez introducidos una serie de datos básicos del vehículo, calculan de forma aproximada el valor del coche. Pero cuidado: del valor que pueda aparecer en la página web a lo que luego se paga por él hay alguna diferencia.
Es más habitual que la empresa tasadora no ofrezca el precio pactado e intente bajarlo. Lo justificará señalando los desperfectos que tenga el vehículo, tanto en su carrocería (algún roce o golpe) como en el interior, por desgaste de materiales o cualquier otro desperfecto que se detecte. Además, se suele hacer una prueba del coche para comprobar el estado mecánico y dinámico del vehículo.
¿Cuánto vale mi coche?
Hay varios factores que se tienen en cuenta para tasar un coche.
- Marca y modelo. Es evidente que las marcas premium pierden menos valor, pero hay excepciones. Algunos modelos, sobre todo berlinas de representación (BMW Serie 7 o Audi A8), son de los que más se deprecian. Y es que el precio que tienen nuevo es tan alto que, proporcionalmente, pierden mucho valor de segunda mano. Por eso, estos coches es mejor comprarlos de ocasión. Así se asegura que no perderán tanto valor como desde nuevos.
- Año de matriculación. A partir del quinto o sexto año, la depreciación aumenta. Sería ideal que se mantuviera la garantía de fábrica. Por ejemplo, los coches de Kia, que ofrece siete años de garantía, se deprecian mucho más a partir de esa fecha de antigüedad.
- Kilometraje. A más kilómetros, más depreciación. Y hay cifras que es mejor no sobrepasarlas si se quiere vender mejor un vehículo. Sobre todo una, que es muy psicológica: 100.000 kilómetros. A partir de esta cifra, el valor cae mucho.
- Tipo de carburante. Con la llegada masiva de vehículos electrificados, tener un coche diésel o de gasolina es bastante peor que tener uno que luzca, al menos, la etiqueta ECO en el parabrisas. Y si tiene la etiqueta B, ya puede estar bien conservado o ser un modelo exclusivo, porque la depreciación puede ser muy importante.
- Potencia. Puede que en el modelo ya vaya implícita la potencia si solo hay una versión, pero lo normal es que se tenga que especificar también. A más potencia, mejor. Menos devaluación. Y esto a pesar de que pueda consumir más.
- Tipo de caja de cambios. En España, el cambio automático empieza a estar muy bien considerado, también en los vehículos de segunda mano. Valdrá más con este tipo de cambio, porque, además, seguramente también costó más adquirirlo nuevo.
- Número de puertas. No es lo mismo tener dos puertas, que cuatro (sin contar el portón del maletero). Lo normal es que se valore más tener cuatro puertas, por la facilidad de acceso que otorga. Pero en algunos modelos concretos, puede que se valore más la versión de dos puertas, por su rareza o por su estética.
- Acabado. No influye tanto en el precio final, pero cuanto mayor sea el equipamiento, más fácil será venderlo. Sin embargo, por lo general, los extras del vehículo no se valoran en su justa medida.
- Color. Según esté de moda, el color puede hacer que la tasación aumente. Los colores claros siempre se han cotizado mejor, entre ellos el blanco es de los mejor vistos. Por el contrario, y en un país con tanto sol como España, los tonos oscuros tienen una peor valoración. Y los colores chillones suelen tener todavía peor salida.
- Material de los asientos. No es lo mismo la tela que el cuero. Y puede que este último sea muy caluroso en verano o frío en invierno, pero si está bien cuidado, aporta valor al coche.
- Libro de mantenimiento. Fundamental para subir el valor del coche y la confianza del posible comprador, ya sea una empresa o un particular. Y todavía mejor si, en vez de en un taller particular, se ha hecho en algún concesionario oficial de la marca.
- Estado de la carrocería. Si tiene arañazos, abolladuras, óxido o cualquier otro desperfecto, contribuirá, para mal, en la tasación final del coche. Además, puede que se deban adjuntar fotos del coche en general y de los posibles defectos en la chapa o en las llantas o neumáticos.
Información adicional
Hay también otra serie de datos secundarios que también pueden influir en el precio de tasación hacia arriba o hacia abajo, como si tiene una llave o dos, si es un vehículo de importación, tiene la ITV pasada con menos de seis meses, ha sufrido algún accidente o tiene las ruedas gastadas.
Algunos portales no ofrecen la tasación directa, sino que la mandan por correo electrónico. La intención no es otra que recordar esa tasación y ese precio si no tienen más noticias. Y no merece la pena esperar, porque no suelen aumentarla para enganchar a un vendedor. Solo recuerdan que el precio lo mantendrán cierto número de días, que suelen ser siete.
Portales de compraventa
Para conocer el valor aproximado de un coche por uno mismo, lo más fácil, sencillo y rápido es introducir en la búsqueda el mismo modelo que se tiene, con la antigüedad y el kilometraje aproximado. Aparecerán todos los modelos a la venta con similares características, por lo que es un inmejorable ejemplo de cuánto puede costar el coche que se quiera vender… o comprar.
Hay varios portales donde comparar esos datos de los coches a la venta con los del propio vehículo, como Milanuncios, Coches.net, autoScout24 o Autocasion, entre otros.
Por supuesto, para acercarse más al precio real por el que se podrá vender el vehículo, habrá que fijarse en los precios de los coches anunciados por particulares, ya que los de concesionarios tienen aplicado su margen de beneficio.
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