Desde hace varias semanas, una pegatina de color azul o naranja invade los parabrisas y maleteros de miles de vehículos. Nada tiene que ver con las vistas hasta ahora en las que se reproduce un pez, una margarita, el símbolo de una discoteca… Hasta ahora, este adhesivo no tenía precedentes y hay una razón que lo explica.
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Estas pegatinas tienen forma circular. El fondo es azul o naranja y muestran un coche negro junto a un emoticono amarillo que está sacando la lengua. Junto a ellos, aparece una frase clave: “¡No, no soy un coche con cámara de velocidad!”.
Este adhesivo ha sido creado por la Liga de Defensa de los Conductores para denunciar la creciente presencia de coches particulares equipados con radares en las carreteras de Francia.
Más de 30.000 pegatinas vendidas
La iniciativa ha tenido éxito: han comercializado más de 30.700 ejemplares. Se venden en packs de dos pegatinas y tienen un precio de tres euros. Con ellas, los conductores quieren informar al resto de que no llevan radares y, al mismo tiempo, manifiestan su descontento con humor.
La Liga de Defensa de los Conductores pide el fin de los vehículos particulares equipados con cámaras de velocidad. Lo hacen porque consideran que son una forma de recaudar dinero y no contribuyen a mejorar la seguridad vial.
Coches particulares convertidos en radares
Desde 2024, una parte de los radares móviles franceses están instalados en coches particulares. Cualquier conductor que lo solicite, puede llevar un dispositivo en el salpicadero e ir multando a sus vecinos mientras circula por carretera.
Esta nueva profesión (cuyo sueldo total sería de 1.618 euros netos, después de impuestos) ha ido ganando terreno en toda Francia: esta primavera llegarán 126 nuevos coches. Los conductores deben hacer un recorrido por la región asignada conduciendo un vehículo equipado con un radar para interceptar infracciones. Y lo hacen de día, de noche, entre semana o los fines de semana: también los días festivos.
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