En 2013, BMW se adelantó a los demás al presentar un sofisticado coche urbano eléctrico, de tan solo cuatro metros de largo y un interior aprovechado al máximo. Se trataba del i3, un modelo diferente tanto en su peculiar estilo como en su fabricación y su novedosa tecnología.
Apenas una década más tarde, los responsables de la firma muniquesa han decidido poner fin a su producción en la factoría de Leipzig. Y, algo inusual en una marca de largas tradiciones, sin que tenga previsto ningún relevo parecido que le dé continuidad.
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Cuando llegó al mercado el i3, los coches eléctricos eran todavía una conjetura tecnológica que exploraba un terreno desconocido. Ciertamente el alemán se adelantó en su tiempo y tal vez haya sido su propia osadía lo que ha precipitado su actual cancelación.
El pequeño eléctrico alemán se desarrolló desde cero y sin aprovechar nada de otros BMW de entonces. De hecho, fue uno de los primeros coches en ser diseñado exclusivamente como un eléctrico y el primero de todos fabricado en serie usando fibra de carbono. Este material sustituía a la chapa de acero para así reducir drásticamente el peso y conseguir una mejor eficiencia.
Fibra de carbono y aluminio
La fibra de carbono del i3 proviene de una planta construida al efecto, en colaboración con la empresa química SGL, en Moses Lake, una localidad del estado de Washington (EE UU). Esas piezas, adheridas entre sí mediante un pegamento especial, constituyen la carrocería y el resto de la estructura se compone de piezas de aluminio, igualmente ligero, que soportan la parte mecánica.
Además el pequeño eléctrico también fue pionero en la producción sostenible y obtuvo el certificado medioambiental de fabricación (ISO). Y no solo en las medidas medioambientales aplicadas en la planta de Leipzig, sino también en su composición. Por ejemplo, el 25% de los componentes de su interior se obtienen de materiales reciclados.
Inicialmente, el i3 se ofreció en una variante normal y otra con un prolongador de autonomía, que era un pequeño motor de gasolina de dos cilindros que cargaba la pila y aumentaba su rango de acción. Además disponía de una versión deportiva, i3S, que subía la potencia del motor de 170 CV hasta 184.
BMW i3: evolución
A lo largo de sus nueve años de vida, el i3 también ha evolucionado a la par que la tecnología de electrificación. En 2018 recibió una batería de mayor capacidad (aunque de igual tamaño y peso) pasando de los 22 kWh iniciales a 42,2 kWh, lo que mejoró su autonomía hasta alcanzar 310 kilómetros.
El i3 se dejará de fabricar este mismo mes. Pero se va con los deberes hechos, ya que, a lo largo de su vida, se ha vendido en 74 países de todo el mundo, sumando 250.000 unidades matriculas. Y para BMW ha supuesto (junto con el deportivo i8) crear las bases de una nueva generación de modelos eléctricos. Estos, con un diseño más afín al de los coches convencionales que van a sustituir, ya están disponibles en la mayoría de las categorías de BMW.
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Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.