Uno de los escollos de gran parte de la población para dar el salto a los vehículos eléctricos es el elevado precio de adquisición en comparación con los modelos diésel y gasolina. La responsable de la diferencia económica es la batería. El material del cátodo de una batería de iones de litio representa casi el 50% del coste de fabricación del coche.
Para tal circunstancia, Nissan y la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) han unido sus fuerzas para rebajar el precio de las baterías, lo que redundará en el de los coches eléctricos.
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Para ello, han decido centrar los esfuerzos en el desarrollo de baterías de estado sólido. Una apuesta por la siguiente generación de pilas que, además de rebajar los costes (hasta en un 65%), permitirán cargar completamente los vehículos eléctricos en cuestión de minutos.
La nueva factoría de Nissan
Durante la presentación de la gama electrificada de Nissan, la marca ya anunció la construcción de una factoría en Yokohama para la fabricación de baterías de estado sólido. En 2024 debería estar produciendo a pleno rendimiento. Para 2028, los nuevos modelos de la marca deberán montar estas baterías.
La firma nipona estima que el coste de las baterías de estado sólido es de unos 75 dólares (69 euros) por kWh, aunque a partir de 2028 bajará a los 65 dólares (60 euros) por kWh. Una vez llegados a este punto, el precio de los vehículos eléctricos, en términos energéticos, se debería equiparar a los actuales de gasolina.
La alianza con la NASA se ha llevado a cabo a través de la Universidad de California San Diego, que junto con la agencia espacial estadounidense y la compañía automovilística nipona han creado un grupo de trabajo para desarrollar una “plataforma informática de materiales originales”. A grandes rasgos, se trata de una base de datos donde colgar las pruebas de diferentes materiales para usar en las baterías de estado sólido.
Básicamente, el equipo de trabajo va a buscar materiales innovadores que permitan eliminar el cobalto en las nuevas baterías de estado sólido. El cobalto y otros metales raros son los que encarecen el precio actual de las pilas, por lo que conseguir sacarlos de la ecuación va a abaratar considerablemente el precio.
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