La nueva tendencia que penaliza a los coches eléctricos

En algunos lugares se ha comenzado a gravar los vehículos a batería, en parte para resarcir los tributos menguantes de los combustibles.

El proceso de electrificación sigue su curso, aunque con resultados dispares dependiendo del país de que se trate. Y hay algunos casos en los que los gobiernos ya han decidido aplicar unos nuevos impuestos a los coches eléctricos. 

La razón parece originarse en que hasta ahora se recaudaban grandes sumas por los gravámenes aplicados a los diferentes combustibles fósiles. Y eso podría cambiar.

Gasolinas, gasóleos, gases derivados del petróleo y los aceites generan grandes aportaciones fiscales a las diferentes administraciones y suponen unos ingresos muy importantes para la economía en general.

En el caso de España, el impuesto aplicado a los combustibles supone casi la mitad de su precio y, aunque no sea de los más elevados de la UE, la recaudación fiscal resultante excede anualmente los 11.000 millones de euros.

 Ayudas públicas

Desde que se ha iniciado la transición energética, muchos gobiernos han puesto en marcha diversas ayudas públicas para promover entre los particulares la electrificación del transporte. Pero a medida que el coche eléctrico progresa y gana terreno, esas incentivadoras subvenciones se van detrayendo en la misma proporción. 

Y ya ha ocurrido que, en algunos lugares donde más ha progresado la sustitución de los vehículos convencionales por otros a batería menos contaminantes, incluso se han creado unos nuevos impuestos para contrarrestar los perdidos por la progresiva disminución del consumo de combustible. 

Es por ejemplo lo que ya viene ocurriendo en los estados australianos de Australia del Sur y Victoria, donde, desde 2020, se aplica una tasa especial a los coches electrificados que tienen que pagar a la administración 2,5 centavos de dólar australiano (1,6 céntimos de euro) por cada kilómetro recorrido.

Una medida que supone una doble penalización para los híbridos, que tienen que tributar por el carburante y además también por el kilometraje realizado.

Seguir el ejemplo  

Y el ejemplo parece que se va a generalizar a medida que progrese el coche eléctrico porque ya se prevén tributos similares en otras naciones del globo. Por ejemplo, en Suiza, donde el Consejo Federal, órgano ejecutivo del gobierno, ya ha promovido un proceso para implantar un gravamen de este tipo a los automovilistas helvéticos. 

Y no es un caso aislado puesto que en el Reino Unido se pretende crear un impuesto similar de aquí a 2025 y que además podría ser variable según el tipo de vehículo. Además, en otros lugares del mundo como algunos estados de EE UU y en Japón se estudian medidas aplicables a los eléctricos que irían en el mismo sentido. 

En la Unión Europea, las diferencias en el proceso de electrificación sigue siendo muy grande entre los países del Norte y los más meridionales, donde no cabe esperar a corto plazo una imposición parecida. Pero en el caso de las naciones nórdicas, que son líderes en ventas europeas de este tipo de vehículos, los estímulos a la compra y otros tipos de beneficios concedidos al coche eléctrico ya han sido recortados y, en algunos casos, suprimidos.

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