¿La prohibición de los motores de combustión en 2035 es un golpe mortal a la industria europea?

Los máximos responsables de varias de las marcas europeas más importantes se posicionan sobre el futuro de la movilidad en el continente.

Oliver Zipse CEO BMW

Foto: Getty Images

Oliver Zipse, consejero delegado del Grupo BMW, afirmó en la Cumbre del Automóvil de París —que se desarrolla a la par que el Salón del Automóvil de París 2024— que la Unión Europea debe reconsiderar su plan de prohibir los vehículos de gasolina para 2035. Según Zipse, esta prohibición aumentaría la dependencia de Europa de las baterías chinas, lo cual podría debilitar a la industria automovilística europea. 

Zipse advirtió que la prohibición de vehículos de gasolina podría amenazar el corazón de la industria automovilística europea, provocando una “contracción masiva” del sector y recomendó buscar un enfoque tecnológico más flexible para reducir dicha dependencia. Resaltó que la actual ley, aprobada en 2023, no tiene en cuenta la resiliencia geopolítica y el acceso a materias primas, lo que podría afectar la competitividad y la sostenibilidad a largo plazo de los fabricantes europeos.

También subrayó que el éxito en la descarbonización no solo depende de los vehículos eléctricos, sino también de asegurar cadenas de suministro sostenibles. Añadió que es esencial mantener un enfoque escéptico en cuanto a las tecnologías que se utilicen, ya que lo importante es reducir las emisiones de CO₂, independientemente del método o tecnología aplicada para lograrlo.

Subvenciones a los eléctricos

Zipse también criticó las subvenciones actuales para los vehículos eléctricos, considerándolas insostenibles a largo plazo. Señaló que la industria automotriz europea no está lista para una transición completa hacia los vehículos eléctricos, lo que podría debilitar aún más el sector. Propuso una “corrección” en los planes de prohibición para hacer la transición más viable y equilibrada.

La transición hacia vehículos eléctricos, según Zipse, pone en peligro una vasta cadena de suministro que ha sostenido a la industria europea durante décadas. Este cambio implica desafíos, como la creciente competencia de fabricantes chinos. La prohibición de motores de combustión interna no solo afectará a los fabricantes, sino también a muchas pequeñas y medianas empresas que dependen de esta tecnología.

Coches eléctricos cargando.

Otro punto de vista

Por su parte, Carlos Tavares, presidente ejecutivo de Stellantis, propietaria de marcas como Chrysler, Fiat, Jeep, Maserati, Opel, Alfa Romeo o Peugeot, está abogando por una transición rápida de los vehículos de motor de combustión a los eléctricos. Tavares afirmó hace unas horas en una entrevista con el Financial Times que las empresas automotrices caerán en una “gran trampa” si la transición hacia los vehículos eléctricos se desacelera.

Esto entraña que tendrán que seguir invirtiendo tanto en vehículos eléctricos como en los de gasolina, lo que implicaría costos más altos: “Cuando haces una transición más larga, de hecho, no reemplazas el mundo viejo por el nuevo. Añades el mundo nuevo al viejo”. Cabe recordar que las ventas de vehículos eléctricos han disminuido en Europa en los últimos meses. En agosto, las matriculaciones de vehículos eléctricos cayeron casi un 44% respecto al mismo mes del año anterior.

Carlos Tavares (a la derecha) con el presidente francés Emmanuel Macron.

Otro peso pesado de la industria de la automoción, Ola Källenius, consejero delegado de Mercedes-Benz, también ha resaltado estos días que “que la industria automovilística occidental está luchando en una guerra de precios con sus rivales chinos y que muchos de los actores actuales no estarán aquí dentro de cinco años”. Para Källenius “es importante seguir innovando y asegurarte de que, al final de esa batalla darwiniana, seas uno de los combatientes que quedan”.

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