Por qué Mr. Bean reniega de los coches eléctricos

La electrificación del parque automovilista continúa su implantación. Sin prisa, pero sin pausa. Y lo cierto es que la prisa es en estos momentos lo más importante de cara a cumplir los objetivos marcados por la Comisión Europea. En 2035, no se podrán vender coches que produzcan emisiones de CO₂. 

Aunque hay que remarcar que no se van a prohibir, como tal, los automóviles de combustión interna. Si un fabricante consigue, de aquí a 2035, que los motores diésel y gasolina no emitan CO₂, gracias a, por ejemplo, los carburantes sintéticos, los motores térmicos podrán seguir surcando las carreteras del Viejo Continente.

Aunque no todo el mundo ve esta agenda con buenos ojos. El último en sumarse al enfado ha sido Rowan Atkinson, el genial actor que da vida al personaje de Mr. Bean. El comediante se ha despachado en una columna publicada el pasado domingo en el diario británico The Guardian, en la que pone en duda los actuales vehículos eléctricos.

Una voz autorizada

Atkinson cuenta con una licenciatura en Ingeniería Eléctrica y Electrónica, con un posterior máster en sistemas de control. Además, es miembro de honor desde 2006 del ‘The Queen’s College’ de la universidad de Oxford. Por lo tanto, se trata de una voz autorizada para expresar estas opiniones.

El actor asevera en el artículo que se sintió rápidamente atraído por los coches eléctricos, ya que adquirió un híbrido hace 18 años y un modelo 100% eléctrico hace nueve años. Atkinson es un apasionado de los automóviles. En su garaje se pueden encontrar desde un McLaren F1 a un Aston Martin DB2, pasando por un Mercedes SLS AMG, un Jaguar Mark VII, un Aston Martin V8 Vantage Zagato o un Rolls-Royce Ghost.

En el artículo hace hincapié en las excelencias de los vehículos eléctricos: “Puede que los vehículos eléctricos no tengan alma, pero son mecanismos maravillosos: rápidos, silenciosos y, hasta hace poco, baratos”. Aunque termina quejándose de que no son lo que se está vendiendo: “Pero cada vez me siento más engañado. Cuando empiezas a profundizar en los hechos, la automoción eléctrica no parece ser la panacea medioambiental que se pretende”.

Un problema medioambiental

El ingeniero Atkinson cree que la demonización de los coches de combustión se basa en las conclusiones únicamente de lo que emiten sus tubos de escape. Remarca que si se observa toda la vida útil del automóvil desde su fabricación, la cosa cambia: “Volvo ha hecho públicas unas cifras según las cuales las emisiones de gases de efecto invernadero durante la fabricación de un coche eléctrico son casi un 70% superiores a las de uno de gasolina”.

Y continúa: “El problema radica en las baterías de iones de litio que equipan actualmente casi todos los vehículos eléctricos: son absurdamente pesadas, se necesitan muchos metales de tierras raras y enormes cantidades de energía para fabricarlas, y se calcula que no duran más de 10 años”.

Además, considera que el actual modelo comercial de la industria de la automoción no es sostenible. En el Reino Unido, los coches duran una media de tres años antes de volver a venderlos, impulsados principalmente por el omnipresente modelo de leasing a tres años: “Esto parece un despilfarro escandaloso de los recursos naturales del planeta si tenemos en cuenta el buen estado en que se encuentra un coche de tres años”.

Adquiere un coche viejo

El actor aboga por alargar la vida de los coches actuales, ya que si los propietarios de coches nuevos los conservaran una media de cinco años, en lugar de los tres actuales, se reduciría enormemente la producción de automóviles y las emisiones de CO₂ asociadas a ellas.

Por otra parte, considera que los coches más antiguos ya han pagado su cuota medioambiental, puesto que se han conservado el tiempo suficiente mientras se reducía el efecto contaminante. Remarca: “Como me dijo una vez un ecologista, si realmente necesitas un coche, cómprate uno viejo y úsalo lo menos posible”.

Para concluir, el cómico tiene la sensación de que la luna de miel con los coches eléctricos está llegando a su fin, por lo que es necesario explorar una gama más amplia de opciones para abordar adecuadamente los gravísimos problemas medioambientales. Él piensa que el hidrógeno será la llave a la movilidad sostenible de un futuro no tan lejano.