Las bujías son un elemento fundamental para el correcto funcionamiento de los motores de los vehículos de gasolina (los propulsores diésel no utilizan, al realizarse la explosión por compresión). Se encuentran instaladas en la parte superior de la culata, en el interior de cada cilindro, y son las responsables de generar la chispa que prende la mezcla de combustible y aire dentro de la cámara de combustión. La calidad de esta chispa determina la fuerza de la combustión que incide directamente en el rendimiento mecánico.
Pero, ¿cuándo hay que cambiar las bujías del coche? Lo más aconsejable es seguir las instrucciones del manual de usuario del vehículo para conocer los intervalos que recomienda la marca para su sustitución. A grandes rasgos, las bujías tienen una horquilla de utilización (en los vehículos actuales) de entre 60.000 y 80.000 kilómetros. Aunque las viejas bujías con núcleo de cobre contaban con una vida útil de 20.000 kilómetros, las más modernas con núcleos de platino o iridio pueden llegar hasta los 160.000 kilómetros.
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De todas formas, no hay que temer la llegada del momento de sustitución de las bujías, ya que son un elemento relativamente barato. Cada bujía con núcleo de cobre no supera los cuatro euros y las de platino o iridio se encuentran alrededor de los veinte euros.
En caso de no hacer el propio usuario la sustitución, quizá sea más cara la mano de obra en el taller que el precio del mismo recambio. Es importante cambiar todas las bujías del coche al mismo tiempo, aunque solo haya una unidad defectuosa para que no se produzca un desequilibrio en el encendido.
Algunas pistas
El motor ofrece síntomas de que el cambio de bujías se acerca. No hay que olvidar que, si bien no es grave superar la vida útil de la bujía, sí se corre el riesgo de desencadenar una avería de mayor importancia, por lo que se debe estar atento a los siguientes indicios:
- Hay dificultades a la hora de arrancar el coche. Descartando que exista un problema con la batería, esto suele determinar que las bujías están sucias o desgastadas y hay que proceder a su cambio inmediato.
- Se empieza a notar que al motor le cuesta mantenerse encendido. Si con el coche al ralentí comienza a hacer sonidos discontinuos con la intención de apagar el propulsor, el cambio de bujías es necesario. Además, en algunos casos puede venir acompañado del encendido de un testigo luminoso en el cuadro de instrumentos.
- Con el coche también al ralentí, si se aprecia que las revoluciones disminuyen o aumentan de manera irregular y, además, está variación viene acompañada con vibraciones, se deben cambiar la bujías.
- Cuando el consumo de combustible del vehículo se dispara repentinamente con respecto a los valores habituales, es probable que las bujías estén impidiendo que la combustión se desarrolle de manera eficiente.
- Otro síntoma recurrente de que la sustitución de bujías se hace necesaria tiene que ver con la aceleración. Si el vehículo no responde correctamente cuando se pisa el acelerador, acompañado de una notable falta de potencia, las bujías están infiriendo en el trabajo correcto del motor
- Para concluir, también se debe estar atento a la correcta combustión del motor. Si el tubo de escape del vehículo comienza a expulsar demasiado humo, se debe a que la chispa de las bujías no tienen potencia suficiente para inflamar la mezcla.
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