La prioridad de los peatones sobre el resto de vehículos está clara en ciertos escenarios. Uno de ellos son los pasos de cebra, los cruces que permiten atravesar de un lado a otro la calzada con seguridad.
Siempre que haya líneas blancas y negras pintadas sobre el asfalto, el peatón tendrá prioridad. Obviamente, en el caso de que exista un semáforo que regule el paso, los transeúntes tendrán que cruzar cuando tengan la luz verde.
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La Dirección General de Tráfico dispone de un manual donde recopila consejos y recomendaciones para los peatones. Uno de los capítulos está dedicado a cómo estos se deben comportar cuando quieren cruzar por un paso de cebra.
Así, en los cruces que no están regulados por semáforos, la DGT explica que el peatón se debe parar siempre antes del bordillo, durante unos segundos, y mirar a izquierda y derecha para asegurarse de que no se acerca ningún vehículo o que es seguro cruzar. El texto continúa: “Después de comprobar que no viene ningún vehículo, se debe cruzar en línea recta y lo más rápido posible, pero sin correr”.
La razón para seguir estas indicaciones es que, pese a que el peatón disfrute de la prioridad, es posible que el vehículo que se acerca al cruce no tenga tiempo para frenar. O, incluso, que el conductor no respete las normas de tráfico y no ceda el paso al peatón.
¿Y en los pasos de cebra con semáforo?

Si se trata de un paso de cebra regulado por un semáforo, el peatón deberá esperar a que se active la luz de color verde para él y la roja o ámbar intermitente para el vehículo. Eso sí, aunque el semáforo esté en verde, la DGT aconseja a los peatones mantener la misma precaución antes de cruzar, asegurándose de que todos los vehículos se han detenido antes del paso de cebra.
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