Después de semanas de subidas, llenar el depósito hoy en día es tan caro como en julio de 2022, cuando el mercado todavía estaba asimilando el golpe que supuso el inicio de la Guerra de Ucrania. Con el bolsillo resentido, los conductores se preguntan por qué el precio del combustible vive incrementos tan rápidos y bajadas tan lentas.
El precio del petróleo (y, en consecuencia, el de la gasolina y el diésel) es sensible a ciertos factores. No sólo depende de la cotización del barril Brent, el índice de referencia en Europa, también del crudo disponible, del coste de su extracción, de la oferta y la demanda, del cambio de divisa, de los impuestos o de los conflictos internacionales.
A esto hay que añadir las decisiones de la OPEP+, cuyos países miembro determinan el nivel de producción. Desde noviembre de 2022 han optado por reducir el nivel de barriles diarios para evitar una rebaja en el precio. Y por si todo esto fuera poco, en el caso concreto de España, se importa el 98% de los combustibles fósiles: en Europa, la media es del 73%.
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El efecto cohete-pluma
Esto explica por qué sube o baja el precio, pero no la razón por la que la velocidad de estos movimientos es opuesta. Eso lo hace la metáfora bautizada como efecto cohete-pluma.
Cuando sube el precio del barril Brent, el combustible se incrementa rápidamente, como un cohete, y los conductores lo notan en pocos días. Y cuando baja, el coste del diésel y la gasolina lo hace lentamente: igual que una pluma. Algo que tarda más en hacerse efectivo.
¿De qué depende el precio de la gasolina y el diésel?
La escalada de precios se entiende sabiendo que el del petróleo es un mercado de futuros. En el momento en el que la materia prima sube, lo hace el precio minorista: incluso cuando el crudo todavía no se ha comprado más caro. Esto suele coincidir con momentos de incertidumbre e inestabilidad.
Hay que tener en cuenta, además, que, según explica la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), el petróleo supone 17 de cada 50 euros repostados. El resto (33 euros) depende de los impuestos nacionales y autonómicos. Así las cosas, si el coste de la gasolina y el diésel dependiera más del crudo, la velocidad de subida y bajada sería semejante.
La estrategia de las gasolineras
No son los únicos factores que explican las rápidas subidas y las lentas bajadas. Otro motivo es uno de los antes mencionados: el cambio de divisa entre el dólar (la moneda en la que se compran los barriles) y el euro.
Y, además, las gasolineras no van al día, ya que compran la gasolina y el diésel con antelación. El combustible que sirven sus surtidores lleva un tiempo almacenado y si fue adquirido a un precio superior, será al que lo vendan para no tener pérdidas. Por eso, cuando el barril Brent baja, llega con un retraso de varios meses al mercado minorista.
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