Los mejores trucos contra los efectos del cambio de hora al conducir

El cambio de hora será este domingo, 30 de octubre, y sus efectos pueden alterar la conducción incluso durante semanas. ¿Cómo evitarlos?

cansancio y sueño
Más de la mitad de los conductores confiesa que, en lugar de descansar, intenta resistir el sueño al máximo.

Pese a disfrutar de una hora más de sueño (en la madrugada del domingo a las tres serán otra vez las dos) muchas personas pasarán días, e incluso semanas, en los que tendrán que adaptar sus rutinas al cambio de hora invernal.

Se arrastrará cansancio, sueño y desgana hasta que el organismo se sobreponga a la variación horaria. Este cambio también afectará a los conductores.

Que el sol salga antes y anochezca más temprano implica, por lo general, más horas de conducción en horario nocturno. Usaremos más el alumbrado del coche y habrá que incrementar la atención al volante.

La Dirección General de Tráfico (DGT) cifra en un 20% la reducción de la capacidad de visión al circular de noche, lo que causa alteraciones en las distancias y en nuestro campo de visión.

Y hay que tener en cuenta que el 90% de la información que se recibe al conducir llega a través de la vista, por lo que el cambio en las condiciones de iluminación de esta época es notable.

La fatiga aparecerá antes

El reloj biológico ha de reajustarse al cambio de hora, y hasta que lo logra, el cansancio y la somnolencia se convierten en dos síntomas usuales. Ambos no hacen buenas migas con la conducción, por lo que es momento de extremar la precaución al volante para evitar un accidente.

Para librarse de la sensación de amodorramiento, lo mejor es evitar el calor, que aumenta la sensación de sueño, sobre todo si no se ha descansado lo suficiente o se está muy fatigado al final del día. Se debe abrir la ventanilla y dejar que el aire fresco entre en el habitáculo, o al menos no conectar la calefacción.

aire acondicionado
Se debe procurar no elevar mucho la temperatura del habitáculo.

Tampoco hay que abusar de comidas copiosas (conducir después de comer es mala idea) e hidratarse lo suficiente, mejor con agua. Un café o una bebida con algo de cafeína puede ayudar a despejarse, pero no hay que abusar porque se pasará de estar cansado a nervioso, lo que no es una situación ideal. Si se tiene por delante un viaje largo, se debe respetar escrupulosamente los tiempos de descanso: hay que parar cada dos horas.

Conducir con poca luz (o de noche, como ocurre en muchas jornadas invernales) incrementa la sensación de fatiga: se debe detener el vehículo si se detecta cualquier síntoma.

La falta de luz hace que las pupilas se dilaten y que el ojo funcione más con la retina periférica, lo que genera una pequeña miopía nocturna en todos los conductores. De noche también se produce más fatiga visual, lagrimeo y picor de ojos. 

Conducir sol
Los deslumbramientos a la caída del sol pueden provocar accidentes.

Además, de noche se amplifica el efecto túnel. Si en parado el campo de visión es de 120º, en movimiento el denominado campo de visión cinético se reduce con la velocidad, desde los 70 grados a 65 km/h a solo 30º a 130 km/h.

Y mucho cuidado con los deslumbramientos. Pueden ser muy peligrosos: un conductor deslumbrado tarda entre tres y 20 segundos en recuperar la visión y en ese tiempo se recorren muchos metros a ciegas. De hecho, diversos estudios han demostrado que los accidentes con víctimas se incrementan de noche casi un 30% en áreas urbanas y un 50% en vías interurbanas.

Vigilar también el ánimo

Tras el cambio de hora, una menor cantidad de luz solar también repercute en el estado de ánimo: es lo que se conoce como el trastorno afectivo estacional.

En otoño e invierno los días tienen entre seis y ocho horas de luz, mientras que en verano llegan a once. La llegada del frío ralentiza y conducir puede convertirse en una tarea pesada, y por la misma razón existe el riesgo de disminuir la atención.

Luces, para ver y ser visto

A partir de ahora los conductores deben usar durante más tiempo las luces del coche. El cambio de hora es un buen momento para comprobar que todos los faros funcionan correctamente y alumbran como es debido. También es importante que no se deslumbre a los que circulen en sentido contrario: para ello se debe regular bien los faros delanteros.

El alumbrado de cruce es obligatorio entre el atardecer y el amanecer, pero puede llevarse conectado todo el día. Además, si las condiciones meteorológicas no acompañan, no está de más utilizar las luces para aumentar la visibilidad propia y ajena. 

Si el coche tiene luces de conducción diurnas (obligatorias en vehículos nuevos desde agosto de 2012) hay que acompañarlas con las de cruce cuando estas sean obligatorias: se debe tener en cuenta que el alumbrado diurno solo funciona delante, por lo que los conductores que circulen por detrás no verán el vehículo.

En cualquier caso, la DGT recomienda llevar las luces de cruce siempre encendidas: hay estudios que certifican que hacerlo ayuda a percibir un coche a 240 metros de distancia.

Cuatro consejos para conducir más seguro 

  • Moderar la velocidad e incrementar la distancia. Una menor visibilidad, una mayor sensación de cansancio y unas condiciones climatológicas adversas obligan a ajustar la velocidad de circulación. Además, hay que incrementar la distancia de seguridad con el vehículo que precedente para, si fuera necesario, poder frenar sin colisionar con él.
  • Atención a la climatología. La lluvia, el granizo, la nieve, el viento, el hielo… Los fenómenos atmosféricos propios del otoño y el invierno afectan a la conducción. Si a estas situaciones se suma la escasa o nula luz natural, la situación se puede complicar.
  • Mirar más por los retrovisores. Durante la conducción nocturna, las miradas al retrovisor son esenciales para garantizar la seguridad. La DGT recomienda echar un vistazo cada 10 segundos aproximadamente para vigilar todo lo que rodea al coche. Además, hay que regular adecuadamente los retrovisores –incluido el interior– para evitar que las luces del vehículo posterior nos deslumbren.
  • Cristales limpios. Con el nuevo horario, el atardecer se adelanta y puede sorprender en plena conducción. Llevar los cristales limpios impedirá la aparición de los molestos reflejos que surgen cuando el sol comienza a desaparecer por el horizonte o durante la noche, cuando la luz de los faros de otro vehículo rebota en el parabrisas. Por ello también hay que asegurarse de que las escobillas estén en perfecto estado y que el depósito del líquido lavaparabrisas esté lleno.
Cristales limpios en verano
Un parabrisas sucio puede provocar reflejos cuando anochezca.

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