¿Los radares de velocidad multan por la noche?

Los controles de velocidad nocturnos han vuelto a ponerse de actualidad por nuevos dispositivos instalados en Barcelona.

Radar
Los controles de velocidad fijos y móviles son plenamente operativos durante 24 horas al día. | GETTY IMAGES

Los controles de velocidad nocturnos han vuelto a cobrar protagonismo por la polémica suscitada en Barcelona. El Ayuntamiento de la Ciudad Condal ha instalado 17 nuevos dispositivos en zonas de la ciudad de alta siniestralidad y entornos escolares, decidiendo mantenerlos en funcionamiento durante todo el día.

Mientras el consistorio ha recibido críticas que consideraban esta práctica “meramente recaudatoria”, su justificación al respecto apunta a que un elevado porcentaje de las muertes por accidentes de tráfico ocurridas el pasado año se produjeron en horario nocturno, por lo que su utilización en esta franja del día tiene, en su opinión, todo el sentido.

¿Multan los radares por la noche?

El debate en Cataluña viene a confirmar que los radares de velocidad funcionan a pleno rendimiento por la noche. Existe una falsa creencia de que no es así, pero, muy al contrario, los dispositivos actuales están perfectamente preparados para realizar su tarea en condiciones de baja luminosidad.

Gracias a la tecnología, la carencia de iluminación no es un problema para los radares.

Tantos los cinemómetros fijos como móviles cuentan con la tecnología necesaria para captar las imágenes que demuestren un exceso de velocidad durante las 24 horas del día.

Los más antiguos recurren al clásico destello luminoso para registrar la matrícula del vehículo, mientras que otros cuentan con infrarrojos o ‘software’ específico para conseguir el resultado deseado. Por si fuera poco, las matriculas reflectantes potencian esta iluminación.

Excepciones

Los únicos controles de velocidad que no operan por la noche son los aéreos, tanto los instalados en los helicópteros de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil como en los más recientes drones que también pueden realizar estas labores de vigilancia, pero siempre en condiciones óptimas de luminosidad.

De hecho, para el correcto funcionamiento de los radares son más perjudiciales las condiciones climatológicas adversas que la propia carencia de iluminación. Con lluvia intensa, nevadas o niebla puede producirse una pérdida de visibilidad general que impida fotografiar con la suficiente claridad la placa de matrícula del vehículo infractor.

En el mismo sentido, temperaturas realmente extremas (por debajo de los -15 grados centígrados o por encima de los 60) los dispositivos pueden verse alterados en su operatividad y dejar de funcionar correctamente. Son, en todo caso, cifras que difícilmente se dan en la mayoría del territorio español.

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