La Dirección General de Tráfico (DGT) ha apostado por la inteligencia artificial para vigilar algunas de las infracciones más habituales o peligrosas que cometen los conductores. Para ello, ha ampliado el número de dispositivos presentes en las carreteras, centrando el foco en las líneas continuas.
No en vano, según los datos de la propia DGT, las colisiones laterales se han colado en la lista de accidentes más frecuentes: en 2021, último año con datos completos, se produjeron 217 muertes por este tipo de choque.
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Tráfico tiene 232 dispositivos. La mayoría de ellos (224) son cámaras que detectan, de manera automatizada, a aquellos que no usan el cinturón de seguridad. A ellas hay que sumar, ahora, las que vigilan las líneas continuas (cuatro), los semáforos en rojo (dos) y los stop (dos).
Cámaras para vigilar
Para vigilar que los conductores respetan la línea continua, Tráfico ha apostado por un sistema combinado de dos cámaras. La primera lee las matrículas de los vehículos que circulan por el carril de aceleración, mientras que la segunda, ubicada más adelante, graba a quienes se mueven por la parte derecha de la vía principal a la que se incorporan.
El sistema compara las placas. Si identifica a un vehículo que, después de recorrer el tramo de incorporación, se sitúa en la vía principal antes de haber terminado la línea continua, será sancionado.
Esas imágenes se envían al Centro de Tratamiento de Denuncias Automáticas: allí las revisan manualmente y tramitan la correspondiente multa de 200 euros, sin retirada de puntos en el carnet de conducir.
¿Dónde están los radares que vigilan las líneas continuas?
De momento, estos ‘radares’ que vigilan la línea continua no son muy numerosos: en España sólo hay cuatro y todos están en el mismo lugar. ¿Cuál es? Madrid. Concretamente, se ubican en estos puntos:
- A-1: kilómetro 15,95 en sentido decreciente.
- A-2: kilómetro 11,8 en sentido decreciente.
- A-42: kilómetro 16,9 en sentido decreciente.
- A-6: kilómetro 20,2 en sentido decreciente.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.