Los secretos de la conducción deportiva con un coche eléctrico

En la 19ª edición de la Volkswagen Driving Experience los modelos electrificados son sus nuevos protagonistas. Estos son sus secretos.

La veterana escuela itinerante de conducción Volkswagen, por la ya que han pasado 30.000 conductores españoles a lo largo de sus 19 ediciones, se ha desarrollado esta semana en el circuito del Jarama (Madrid). Cincuenta modelos Volkswagen de última generación, desde el Golf R de 333 CV hasta el tecnológico SUV Touareg, han estado a disposición de los asistentes en diversas actividades y talleres dirigidos por el experto Luis Moya, bicampeón del mundo de ralis y embajador de la marca alemana. 

El objetivo de los cursos es múltiple: mejorar la técnica de conducción para ganar seguridad, conocer diferentes modelos de la marca y sus tecnologías aplicadas a distintos escenarios (carretera, circuito y todo terreno) y aprender a utilizar correctamente las ventajas de los nuevos coches electrificados (híbridos enchufables y eléctricos puros). 

Los participantes inscritos, sean o no clientes de la marca, pueden acceder a las actividades y talleres que deseen o modularlos a su gusto con precios que van desde los 35 hasta 300 euros. Y durante su desarrollo en las instalaciones del circuito madrileño, un equipo de instructores de primer nivel se encarga de aconsejar y enseñar a los conductores sobre técnicas de conducción más seguras y trucos para poder sacar el mejor rendimiento a las diferentes tecnologías y asistentes del automóvil. 

Dentro de esta importante acción divulgativa para que los conductores mejoren sus aptitudes al volante, destacan los últimos modelos 100% eléctricos. Por la novedad de su mecánica y por sus respuestas requieren una conducción diferente que, en general, está más enfocada al aprovechamiento de la energía acumulada en la batería. 

Sin embargo, los coches eléctricos puros demuestran en general más temperamento en comparación a los tradicionales de motor térmico, porque en este tipo de mecánica las respuestas son mejores y las potencias elevadas son más fáciles de obtener.   

Un eléctrico en el circuito

¿Es posible practicar una conducción de estilo deportivo en un coche eléctrico? La respuesta es afirmativa, incluso en circuito, ya que son coches que por sus características se desenvuelven especialmente bien sobre la pista. Y la Fórmula E es un buen ejemplo. 

Los motores eléctricos responden mejor al acelerador y alcanzan antes su potencia máxima. Además, como en el caso de la plataforma modular que llevan los Volskwagen ID, las baterías están integradas en la parte inferior del chasis, lo que sitúa muy bajo el centro de gravedad y favorece la dinámica. Y para terminar, la disposición de las masas en el vehículo es más uniforme que en el caso de los vehículos térmicos, consiguiendo en general un reparto del peso más equilibrado entre los ejes delantero y trasero.  

Al volante de un coche 100% eléctrico la técnica de conducción deportiva cambia y presenta ciertas particularidades. Para empezar, la fase de aceleración es más intensa y la potencia disponible se puede aprovechar con mayor prontitud a la salida de las curvas. Además, esa respuesta es también más uniforme puesto que, a diferencia de los térmicos, el motor no decae de revoluciones en los cambios de marcha, perdiendo potencia.  

Por el contrario, la retención del propulsor eléctrico es menor y, a diferencia de los motores térmicos, los eléctricos no disponen de caja de cambios para poder reducir marchas. Su desaceleración al llegar a las curvas tendrá por ello que recaer en mayor medida en los frenos que, en conducción deportiva, sufren aún más por el mayor peso de este tipo de vehículos.

Más equilibrados y neutros en las curvas 

Aunque los eléctricos también aprovechan esta circunstancia en su beneficio porque los sistemas de regeneración de energía en los eléctricos aprovechan estas inercias al frenar para producir electricidad y alargar la autonomía disponible. 

Y en los virajes, un eléctrico de carácter deportivo como por ejemplo el Volkswagen ID.3 se diferencia del Golf, su equivalente de motor térmico, en que gracias a su reparto de peso más equilibrado, resulta más neutro en sus reacciones de subviraje o sobreviraje. Pero, aunque el paso por curva sea más estable, el peso añadido de las baterías incrementa la inercia lateral, por lo que en el apoyo será mejor seguir una trayectoria más abierta y menos agresiva que con los coches tradicionales.  

Para conducir de forma enérgica un coche eléctrico también pasa por adaptarse a la total ausencia de ruido mecánico, algo que engaña a los sentidos en cuanto a la percepción de la velocidad. Una peculiaridad más de los discretos coches a baterías y que requiere acostumbrarse tanto en la carretera como en el circuito.  

Por último, y al igual que ocurre en los coches tradicionales, al exigir el máximo a la mecánica el consumo se dispara. Tomando por ejemplo el nuevo SUV ID.4 GTX de dos motores (299 CV), homologa una autonomía de hasta 480 kilómetros en condiciones favorables, pero se verán drásticamente reducidos a un tercio de esa distancia si se exprime su espectacular aceleración: de 0 a 100 km/h en tan solo 6,2 segundos.

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