Por primera vez y dentro de su transición hacia una total electrificación, Mini ha lanzado una versión descapotable y eléctrica de su icónico modelo: el Mini Cooper SE Cabrio. Todo un experimento que protagoniza esta prueba por carreteras mallorquinas.
El Mini Cooper SE Cabrio nació como un ensayo y, en un principio, no iba a pasar de la fase de prototipo. Las reacciones y las críticas positivas gestaron el cambio de opinión: decidieron llevarlo a producción para crear 999 unidades. Todo en menos de nueve meses.
La versión eléctrica comparte medidas con el Mini Cabrio convencional: mide 3,863 metros de largo, 1,727 metros de alto y 2,495 metros de ancho. Su distancia entre ejes es de 2,495 metros y la capota se puede abrir y cerrar, en 18 segundos, mientras se circula a una velocidad de hasta 30 km/h. Se puede configurar como techo corredizo y luce el estampado Union Jack.
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A nivel estético, las diferencias son escasas. Es posible reconocerlas en los dos colores disponibles para la carrocería (Enigmatic Black Metalizado y White Silver Metalizado) y en los detalles teñidos en Resolute Bronze. También en las llantas de aleación de 17 pulgadas fabricadas en aluminio secundario, que lucen el diseño específico Electric Power Spoke en dos tonos.
Y es que la gran diferencia entre el Mini Cooper SE Cabrio está bajo la carrocería: la marca ha sustituido el motor de combustión por uno eléctrico de 184 CV, que obtiene la energía necesaria de una batería de 32,6 kWh que, según el ciclo WLTP, tiene 201 kilómetros de autonomía.
Al volante del Mini Cooper SE Cabrio
El Mini Cooper SE Cabrio es un descapotable de cuatro plazas, donde el espacio para los ocupantes de la fila trasera es justo, sobre todo para aquellos de mayor altura. La nota de color la pone el interruptor de arranque, de color amarillo, mientras que las superficies con iluminación ambiental Piano Black dan un toque distinguido.
El puesto del conductor tiene una buena ergonomía y todo el equipamiento está colocado de manera lógica. El volante, deportivo, multifuncional y con un revestimiento en cuero Nappa, es algo grande. El diseño del asiento, también deportivo y calefactable, es de Mini Yours Leather Lounge; permite, además, ajustar el apoyo para los muslos.
El conductor cuenta, al mismo tiempo, con los servicios eDrive: gracias a ellos, es posible conocer el consumo de energía en tiempo real (el de la prueba fue de 15,4 kWh/100 km), la autonomía restante o recibir consejos para un estilo de conducción más eficiente. Todo ello se reúne en el head-up display, que se puede activar a voluntad.
De la teoría a la práctica
Sobre el papel, es lógico pensar que el rendimiento del Mini Cooper SE Cabrio puede verse afectado por su peso adicional: su conducción se encarga de desmentir esta impresión.
La versión eléctrica apenas pierde las cualidades dinámicas de este coche. Al menos con unas formas normales al volante, el cambio es imperceptible. La mayor diferencia respecto a la variante de combustión es el sonido. O mejor dicho: su ausencia.
Para la ocasión, Mini ha diseñado una ruta de dos horas por Mallorca. Un trayecto lleno de puertos, en los que es sencillo comprobar el buen funcionamiento de la frenada regenerativa, pero también de carreteras menos reviradas y más sencillas.
Conserva el carácter de Mini
En ambos casos, siempre con la capota plegada, el Mini Cooper SE Cabrio ofrece una dirección rápida y una suspensión algo dura. El coche se mueve con agilidad y aunque su conducción sí se nota algo diferente, en términos de agarre, respuesta y control de la carrocería sigue siendo un Mini.
Conservar este carácter no es sencillo. Hay que tener en cuenta que se trata de un coche eléctrico descapotable, que implica sumar kilos en dos frentes. Sin embargo, Mini ha optado por una batería de tamaño reducido para poder distribuir la carga de manera más equilibrada: con esto consiguen un comportamiento más dinámico de lo previsible.
Del modo Green al Sport
El Mini Cooper SE Cabrio tiene tres modos de conducción. Con el Green y el Medio, algunas prestaciones se minimizan porque dan prioridad a la eficiencia. Con ellos, además, se nota de manera especial la acción de la frenada regenerativa, que está disponible en dos variantes.
Optando por el sistema One pedal, es sencillo conducir utilizando sólo el acelerador: adaptarse no es complicado y su funcionamiento tampoco es muy brusco. Con él, es posible gestionar la demanda de potencia, así como la reducción de la marcha para alargar la autonomía todo lo posible. Algo especialmente útil en recorridos urbanos, el hábitat natural de este coche, y en carreteras con curvas.
El tercer modo es el Sport: activarlo supone dar rienda suelta a toda la energía del Mini Cooper SE Cabrio. Mejora, además, la respuesta del acelerador, el papel de la suspensión y el coche es un poco más rápido al arrancar.
Al hilo de esto, la versión eléctrica y descapotable no es tan rápida como la que sí tiene techo: es, de hecho, medio segundo más lenta. ¿Es posible percibirlo? No, porque su entrega de potencia es instantánea: está siempre alerta y lista para funcionar.
¿Para quién es el Mini Cooper SE Cabrio?
El Mini Cooper SE Cabrio es un coche para disfrutarlo con el techo guardado en trayectos cortos y zonas donde su autonomía de 201 kilómetros no se convierta en una desventaja. Está hecho, por lo tanto, para la ciudad y sus alrededores: los viajes largos, con él, están descartados.
A esto también contribuyen algunas de sus carencias: el ajustado espacio en los dos asientos traseros y su escasa capacidad de carga. No en vano, tiene un pequeño maletero con 160 litros de capacidad.
Y a esto hay que sumar un factor relevante: el Mini Cooper SE Cabrio cuesta 61.000 euros y, a pesar de ello, las 53 unidades que llegarán a España ya están vendidas. Sus dueños podrán disfrutar de este limitado y exclusivo capricho a partir del mes de mayo.
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