Subaru sigue avanzando por el camino de la electrificación, ahora con uno de sus modelos icónicos. El Subaru Impreza –posicionado como un compacto racional, lejos ya de su paso por el Mundial de Rally– suma la etiqueta ECO a su gama gracias a la nueva variante EcoHybrid.
La denominación no es nueva en la marca, puesto que ya se ha utilizado antes tanto en el Forester como en el XV (de los que hereda el sistema de propulsión), y manifiesta la dirección en la que apunta la compañía: una movilidad más limpia. El 50% de las ventas de la marca en España en 2020 correspondieron a modelos híbridos (tres cuartas partes de ellos tenían la pegatina ECO gracias al añadido de las versiones de gas), y con la llegada de este nuevo integrante el porcentaje ascenderá este año al 60%.
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Ahora sí, la potencia adecuada
Cuando se presentó en 2018, la única motorización disponible para el Subaru Impreza (con 114 CV) podía quedarse algo corta. Ahora la marca ha solventado el problema consiguiendo una mayor potencia, mejor rendimiento y, de paso, reduciendo el consumo gracias a la incorporación del sistema híbrido.
Con la denominación de e-Bóxer, el sistema combina un motor gasolina 2.0 con una transmisión automática Lineartronic, que alberga un bloque eléctrico de 16,7 CV. De este modo, se consigue una potencia conjunta de 150 CV y un par máximo de 194 Nm (60 Nm más que el modelo de gasolina convencional).
Esto, por un lado, le otorga una pegada extra, gracias a la cual hace el 0 a 100 km/h en 10 segundos y que al volante se nota desde el primer momento. Con la tecnología SI-DRIVE se puede elegir entre el modo I (Inteligente), con una entrega de potencia más progresiva, o el S (Sport), más contundente. La variación entre uno y otro se deja notar, y para circular en ciudad es más recomendable el primero, que resulta más suave y cómodo.
Por otro lado, el sistema permite homologar un consumo sobre el papel de 7,7 litros. Esto se debe a que el Subaru Impreza EcoHybrid actúa en modo 100% eléctrico siempre que puede, como el resto de híbridos: al iniciar la marcha, en las maniobras de aparcamiento, en las desaceleraciones, algo de lo que el coche avisa iluminando las letras EV en el cuadro de mandos.
Ambas caras representan la doble personalidad del modelo, ya que cumple como familiar (es cómodo, espacioso y seguro) y permite divertirse al volante, ya que los 150 CV suponen una potencia suficiente. Además, el reparto de pesos entre ambos ejes ayuda a inscribir el coche en los virajes y el sistema de tracción integral simétrica permanente, marca de la casa, hace que tome las curvas con gran seguridad y se agarre incluso al realizar cambios de dirección bruscos.
Tras la toma de contacto, que discurrió mayoritariamente por ciudad y carreteras secundarias, el ordenador indicó un consumo de 8,8 litros, cercano al valor oficial.
Perfectamente reconocible
Esta nueva cara del Subaru Impreza presenta muy pocos cambios estéticos respecto al modelo presentado en 2018, que es la quinta y actual generación del japonés. Las modificaciones se centran en el nuevo paragolpes delantero, ahora con una toma de aire que abarca todo el ancho e integra los faros antiniebla, transmitiendo una imagen más deportiva. Otros retoques incluyen los faros LED delanteros y traseros y las llantas de 17 pulgadas.
No se trata de un coche visualmente rompedor, pero el conjunto es sólido y robusto, algo a lo que ayudan también sus dimensiones (4,47 metros de largo, 1,77 de ancho y 1,51 de alto).
Amplio y realmente cómodo
Su tamaño, sumado a su larga distancia entre ejes de 2,67 metros, hacen que el interior del Subaru resulte muy amplio y cómodo. La tapicería de tela forra unos asientos que cuentan con apoyos laterales y recogen bien el cuerpo, y el espacio para la cabeza es amplio, incluso a pesar de que el puesto de conducción está más elevado de lo habitual, lo que, por otra parte, ayuda a tener una mejor visión de la carretera. Y en las plazas traseras ocurre algo similar, con un acceso fácil y unos asientos que permiten sentarse con mayor comodidad debido a una posición alta.
Desde el puesto de conducción se disfruta de una calidad percibida alta, con buenos materiales de tacto blando, dejando solo los plásticos más duros en las zonas menos accesibles, y detalles llamativos como las molduras que imitan la fibra de carbono en los paneles de las puertas.
El cuadro de instrumentos es analógico, pero dispone de una pequeña pantalla central con información del ordenador de a bordo. A ella se suman la de la consola central (de ocho pulgadas) y otra más estrecha situada sobre el salpicadero. El sistema multimedia del Subaru Impreza es compatible con Android Auto y Apple CarPlay (por cable) y prescinde de elementos como el navegador, cediendo la responsabilidad al móvil.
Un punto a favor del Subaru Impreza EcoHYBRID es la presencia de botones físicos, aparte de que el uso del sistema es muy intuitivo y permite acceder con rapidez a las principales funciones, evitando potenciales distracciones. Incluso se pueden utilizar algunos comandos de voz concretos.
Un único acabado disponible
Desde Subaru España han optado por simplificar la gama de la variante al máximo, ofreciendo solo un acabado, denominado Urban. Está disponible desde 33.250 euros, que se quedan en 31.250 euros con el descuento promocional de la marca. Su dotación es bastante completa e incluye pedales de aluminio, asientos calefactables, climatizador dual, acceso y arranque sin llave, cámara trasera y pantalla de ocho pulgadas para el sistema multimedia.
Mención especial merece el sistema de seguridad Eyesight, que incluye asistentes de frenada de emergencia, control de crucero adaptativo, aviso de salida de carril y aviso de avance de coche delantero para los atascos, entre otras tecnologías.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.