Toyota estrena el bZ4x, un SUV eléctrico con alma de todoterreno

El todocamino grande (4,69 metros) sorprende por la capacidad fuera de pista de su versión de 218 CV con tracción integral.

Toyota bZ4x

El Toyota bZ4x es un SUV, pero su capacidad off-road está muy por encima de la media.

Tras años liderando el mercado híbrido y considerando que el eléctrico todavía no estaba suficientemente maduro, Toyota ha decidido entrar en el territorio de los cero emisiones y lo va a hacer por la puerta grande: lanzará 30 nuevos modelos de aquí a 2030. El primero, el Toyota bZ4x, está casi a punto y ya se ha podido probar.

La marca ha mostrado una unidad de preserie, todavía con ciertas diferencias respecto al modelo de calle, cuyos pedidos se abrirán a mitad de año. En ese momento deberían desvelarse también sus precios, mientras que las primeras entregas para España están previstas para finales del curso.

Sus vinilos de camuflaje no ocultan un diseño que ya se ha dado a conocer de manera oficial. El Toyota bZ4x es un modelo de tamaño medio, aunque su silueta de corte cupé, con una caída de techo alargada, hace que sea más estilizado y no lo parezca en fotografías.

Mide 4,69 metros de largo, algo más que un Toyota RAV4, por establecer una referencia, pero es más bajo. Además, gran parte de esa longitud va a parar a la distancia entre ejes (2,85 metros), lo que da lugar a uno voladizos cortos y, sumado a las llantas de hasta 20 pulgadas, transmite sensación de dinamismo.

En términos de diseño destacan dos elementos. El primero es el frontal, denominado Hammerhead, que combina unos delgados grupos ópticos con un paragolpes que prescinde de toma de aire alguna. Va a sentar las bases que luego replicarán otros modelos de la marca. El segundo es el alerón trasero que, en realidad, está dividido en dos partes que se prolongan de los raíles del techo. Este opcionalmente puede ser solar, lo que le suministraría (según las horas de sol de cada país) energía para recorrer hasta 1.800 kilómetros adicionales al año.

Mucho espacio en el interior

El puesto de conducción sigue el concepto manos al volante, ojos en la carretera, algo que queda claramente plasmado en su formato. El cuadro digital se encuentra en una posición muy adelantada para que apenas haya que desviar la vista de la carretera. Y que sobre todo se ha diseñado teniendo en cuenta el One Motion Grip, volante de tipo yugo que secciona la parte superior y que se lanzará en Europa más adelante. En la prueba, con uno convencional, según la altura el piloto, la sección superior puede interferir algo en la vista.

El habitáculo presenta una amplitud considerable, con unas plazas delanteras anchas incluso a pesar de que entre ellas se encuentra un voluminoso reposabrazos que se extiende hasta la consola central, creando un enorme hueco de almacenaje en la zona inferior. Cuenta con detalles llamativos como la trampilla transparente superior que da acceso a al cargador inalámbrico. Además, los asientos ofrecen un acertado equilibrio entre la comodidad y la sujeción lateral del cuerpo en los virajes más acusados.

En la zaga las sensaciones son similares. Con un conductor de 1,80 metros, en la parte de atrás hay espacio holgado para las piernas de un ocupante adulto, así como para la cabeza. Por otra parte, el maletero, al que se accede con un portón automático, cubica 452 litros.

Una base mecánica de futuro

Para desarrollar el bZ4X, Toyota ha creado la plataforma eTNGA, que será modular y servirá como base para el resto de coches eléctricos de la marca: puede variar su longitud, su batalla, su anchura, la capacidad de las baterías que instala… Su versatilidad será su punto fuerte.

En el caso del nuevo SUV eléctrico, da como fruto dos versiones con casi todos los elementos en común, pero con la diferencia principal de que una es tracción delantera y la otra emplea un sistema 4×4.

Ambas se nutren gracias a una batería de 71,4 kWh (capacidad neta), la primera para alimentar un único motor acoplado al eje delantero que desarrolla 150 kW (204 CV) de potencia y la segunda para suministrar energía a dos bloques más pequeños, cada uno de 80 kW, para desarrollar 160 kW (218 CV) en conjunto.

Llama la atención la escasa diferencia de potencia entre ambas variantes, pero la marca argumenta que es la horquilla que tiene más sentido para encontrar un equilibrio entre rendimiento y eficiencia. Esto queda patente en las cifras de autonomía (todavía por homologar): supera los 450 kilómetros en la versión 4×2, mientras que la de tracción integral ve perjudicado solo ligeramente (410 kilómetros).

Como eléctrico, el Toyota bZ4X tiene la respuesta inmediata habitual de este tipo de vehículos aunque, quizá por las dos toneladas de peso que registra, sumado a su potencia, se muestra menos contundente de lo que cabría esperar.

Aun así, es relativamente ágil en las zonas de curvas, con una dirección bastante precisa que permite guiarlo por donde se busca. Eso sí, conviene activar siempre el sistema de recuperación de energía de la frenada. Sin él, la respuesta es más lenta de lo recomendable (de nuevo el elevado peso influye) y, además, acaba siendo más brusca de lo esperada. Con él activo, es mucho más progresiva y la dinámica de conducción se siente más fluida, amén de que ayuda a alargar la autonomía.

Mención especial y destacada hay que hacer a su suspensión, que filtra irregularidades sin problema alguno, haciendo que el bZ4x sea un coche muy cómodo. Es algo que se nota en carretera (baches, agujeros, cambios de asfalto) y más todavía en los caminos de tierra y pista rota. Aun circulando a ritmo alegre, la amortiguación digiere sin problema las irregularidades del terreno.

Una capacidad 4×4 sorprendente

El mercado ha dejado claro que la mayoría de los compradores de un SUV se decantan por este tipo de vehículo lo hacen por su imagen y no por sus capacidades reales fuera del asfalto. En el caso del Toyota bZ4x, sin embargo, la versión 4×4 sorprende a la hora de afrontar secciones todoterreno, pero lo más probable es que la versión 4×2 sea la que más se venda.

Cuenta en su contra con una distancia libre al suelo estándar, pero, a pesar de ello, el sistema de propulsión va tan fino que le permite llevar a cabo maniobras que a priori costaría creer. El hecho de disponer de tracción integral gestionada en cada eje por un motor eléctrico asegura una respuesta inmediata, lo que, sumado al reparto de par, hace que sea muy difícil perder la tracción. De esta manera, superar cruces de puentes (en los que una o dos ruedas se quedan suspendidas en el aire) no supone ningún problema.

Además, el Toyota bZ4x cuenta con el sistema X-Mode para tratar con superficies resbaladizas, que puede operar en dos modos, estándar y profundo, consiguiendo sacar desde parado al Toyota incluso en medio de un barrizal. También ayuda en bajadas pronunciadas, donde el control de descenso retiene el coche a velocidades realmente bajas. Y en las subidas es posible seleccionar la velocidad de ascenso y que sea el coche el que poco a poco avance por sí mismo, haciendo que el piloto únicamente tenga que preocuparse de la dirección.

La guinda la pone su capacidad de vadeo. Es lógico pensar que un eléctrico no se lleva bien con el agua, pero en realidad el sellado de sus baterías, sumado a que carece de entradas de aire en el paragolpes, hace que ocurra todo lo contrario. Para muestra, sus 58 centímetros de profundidad de vadeo.

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Mario Herráez

Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.

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