La evolución más importante del nuevo Yaris es su desarrollo sobre la plataforma global de Toyota (TNGA), que permite la incorporación de nuevas tecnologías en cuanto a soluciones mecánicas y equipamientos de seguridad avanzados.
Su carrocería se mantiene por sus dimensiones en el segmento B o compacto. Y respecto al anterior, es un poco más corto (cinco milímetros), más ancho (50 milímetros) y más bajo (40 milímetros). Y también ha aumentado su distancia entre ejes en otros 50 milímetros, lo que ha permitido ganar algo de espacio en el interior.
Más información
Al volante de las primeras unidades de preserie, la sensación ha cambiado notablemente respecto al anterior modelo. La altura del asiento se ha reducido y el volante está más vertical, consiguiendo una posición natural y cómoda para conducir. Detrás, los pasajeros notan una mayor amplitud sobre todo al nivel de los codos, ya que, a lo largo, las rodillas no han ganado espacio. Y la altura del techo queda algo justa para estaturas a partir de 1,80 metros. En cuanto al maletero, su capacidad no ha variado y se mantiene en 285 litros y separado en dos niveles con un cajón inferior independiente.
Desde los primeros kilómetros a baja velocidad y cruzando rotondas, el nuevo Yaris hace gala de un mejor dinamismo que su antecesor. La nueva plataforma es bastante más rígida (un 37%, según el fabricante), el centro de gravedad ha bajado más de un centímetro, la dirección ha sido recalibrada para que sea más precisa y las suspensiones son nuevas (McPherson delante y eje de torsión detrás). Y además el peso total se ha reducido 20 kilos.
Después de un trayecto de pruebas por ciudad, carreteras comarcales, de montaña y autopista, la conclusión es que el Yaris no solo ha ganado en precisión de manejo y sensaciones de conducción, sino que también es más estable tanto en recta como en curva y mejora la comodidad de marcha gracias a un trabajo más eficaz de la suspensión. Sin embargo, sobre asfaltos irregulares la amortiguación posterior resulta en ocasiones algo seca, estropeando un poco la sensación general.
Nuevo motor
La mecánica híbrida del Yaris ha sido renovada por completo. Combina un nuevo motor térmico de tres cilindros 1.5 de 91 CV, que deriva del 2.0 del Corolla al que se ha suprimido un cilindro. Su funcionamiento es de ciclo Atkinson, que retarda el cierre de las válvulas para mejorar el consumo, y Toyota declara que su rendimiento térmico alcanza el 40 %, muy buen dato para un motor de explosión. Y otra ventaja del nuevo bloque es que al ser más compacto que el anterior ha dejado más espacio en el vano motor para el giro de las ruedas delanteras, que han ganado radio de giro y se ha superado así una de sus deficiencias previas.
En cuanto a la aportación eléctrica al sistema híbrido, el Yaris se apoya en dos pequeños motores-generadores eléctricos que rinden conjuntamente 79 CV. Ambos se alimentan de una batería (que a la vez recargan) que ahora es más pequeña y de ion-litio (antes era de níquel- metal) y que también ha aligerado su peso un 27 % (20 kilos). Toyota anuncia que la potencia total sube hasta 116 CV (antes 100). La aceleración de 0 a 100 km/h es de 10,2 segundos (antes 11,8), mientras que las emisiones de CO2 han bajado un 20%, hasta los 86 gramos (WLTP).
3,8 litros a los 100
El tercer elemento mecánico del Toyota Yaris híbrido, su cambio automático de variador continuo, ha sido profundamente revisado para suavizar su funcionamiento y hacer que las respuestas sean más naturales, evitando las estridentes subidas de revoluciones que se producen al acelerar.
Lo cierto es que en esta toma de contacto el nuevo sistema híbrido se reveló más suave de funcionamiento, aportando una conducción más relajada, ponderada y agradable. Aunque, teniendo en cuenta que las unidades de pruebas eran coches de preproducción, la sonoridad del motor térmico resultó en ocasiones algo elevada y la respuesta del motor presenta en ocasiones un leve retardo. Puntos a revisar en un modelo que, en esta nueva generación, da un salto cualitativo para poder ampliar su radio de acción fuera de las ciudades.
En todo caso, la mejor sorpresa del Toyota Yaris llegó al final del recorrido, ya que el ordenador de a bordo marcó un consumo medio de tan solo 3,8 litros, muy ajustado teniendo en cuenta la desfavorable orografía y el no haber practicado una conducción especialmente moderada. Eso sí, en las pendientes de bajada se aprovechó el modo B que ofrece el cambio, que recarga con más energía la batería gracias a la inercia del vehículo para que sirva de apoyo al motor térmico y ahorrar gasolina.
Otro punto en el que ha progresado notablemente el Yaris es en seguridad. Es el primero en su clase en equipar de serie un airbag central de cortina; en cuanto a elementos activos, dispone de control de crucero adaptativo (que funciona a cualquier velocidad) y sistema de mantenimiento de carril.
Su equipamiento una impresionante lista de dispositivos: frenada de emergencia, detección de peatones o ciclistas (que también funciona cuando se aproximen a la vía desde las aceras), detección de aproximación de vehículos en los cruces, lectura de señales, mantenimiento de carril y freno automático de marcha atrás por si se aproxima un vehículo o peatón o existe algún obstáculo poco visible.
El nuevo Toyota Yaris ya ha iniciado su producción en la planta francesa de Valenciennes y llegará a España en junio, aunque la marca todavía no ha comunicado sus precios.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram
Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.