El eterno 4×4 ahora es más ecológico que nunca. El Jeep Wrangler, icono entre los todoterrenos históricos, amplía su oferta con su primera versión electrificada, el 4xe. Un híbrido enchufable que mantiene intacta la capacidad fuera de pista y que además tiene etiqueta Cero de la DGT. Ya está disponible desde 68.900 euros.
Dado su precio y lo que ofrece, con un sobrecoste medio de 3.000 euros respecto al motor de gasolina de 272 CV, la marca cree que puede convertirse en la versión predilecta de sus clientes.
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Consciente de su imagen icónica, Jeep ha introducido los cambios estéticos justos y necesarios en esta versión, limitándose a pequeños detalles en color azul en el exterior para identificar su naturaleza electrificada. El resto sigue intacto: frontal reconocible, poderosos pasos de rueda y un conjunto de puertas y techo (ya sea rígido o de tela) desmontables que dan lugar a muchas opciones de personalización, todavía más con los numerosos accesorios que ofrece Mopar para el modelo. Solo puede elegirse, eso sí, con la carrocería de cuatro puertas Unlimited.
El tono azul metalizado también está presente en el habitáculo en el acabado Rubicon (70.800 euros), de corte más extremo, mientras que en el Sahara (acabado de acceso) y en la versión 80 aniversario (72.300 euros), ambas con un enfoque más refinado, se opta por un discreto tono gris. El cuadro de instrumentos combina dos relojes con una pequeña pantalla, mientras que la consola central está presidida por una pantalla de 8,4 pulgadas –táctil y con controles analógicos–que sirve de base para el sistema multimedia Uconnect.
La base mecánica es el motor 2.0 de 272 CV que monta también la versión de gasolina. Pero, en este caso, cuenta con el apoyo de dos motores eléctricos: un pequeño bloque que actúa como alternador –y asiste en los arranques y aceleraciones– y otro propulsor de 145 CV que ayuda a conseguir una potencia total de 380 CV y un par máximo de 637 Nm.
La batería de 17,4 kWh, ubicada bajo los asientos traseros y protegida por un armazón especial, suministra energía como para recorrer 45 kilómetros en modo eléctrico o hasta 53 si se circula exclusivamente por ciudad. Puede recargarse en tomas de 3 kW o 7,4 kW, necesitando 6,5 y 2,5 horas, respectivamente, para rellenarse al completo.
Capacidad contrastada
Al volante del modelo (se pudo probar con el acabado Sahara), las sensaciones de conducción han mejorado respecto a su predecesor, que era algo más tosco. Refina su comportamiento y afronta el asfalto con bastante comodidad, pero sigue mostrando su carácter off-road: en carretera, la dirección flota un poco en los giros.
El sistema híbrido enchufable aporta brío a un conjunto poderoso, entregando con contundencia sus 380 CV cuando se aprieta el acelerador, y permite manejar los tres modos de conducción (Hybrid, Electric, E-Save) en función de lo que se necesite en cada momento.
Durante un breve trayecto de 43 kilómetros, combinando algo de ciudad y sobre todo carreteras secundarias, el modo elegido fue el Hybrid. En este, el sistema opera automáticamente buscando siempre la mayor eficiencia y, según la demanda de potencia, actúa principalmente con el motor eléctrico o entra en acción el bloque térmico. A velocidades inferiores a 130 km/h (el límite para operar como eléctrico), el Wrangler 4xe circuló en modo sin emisiones durante gran parte del recorrido, siendo además muy silencioso.
Al arrancar, el ordenador de abordo anticipaba 36 kilómetros de autonomía eléctrica, pero la batería llegó a cero tras un trayecto de 27 kilómetros, 25 de ellos usando solo la electricidad. Durante ese tramo, su consumo fue de solo 4,4 litros cada 100 kilómetros. A partir de ese punto, con el modo de regeneración de energía (E-Save), actuó solo el bloque térmico; llegar al final del trayecto (16 kilómetros extra), la media se había elevado hasta los 6,6 litros. La batería se recargó en un 4%.
La etiqueta Cero del Jeep Wrangler 4xe es garantía de acceso al centro de las ciudades sin ninguna limitación, pero no se trata de un modelo pensado para el uso urbano. Se trata de un vehículo de tamaño considerable (4,88 metros de longitud), por lo que en calles estrechas se pueden pasar aprietos y aparcar no resultará sencillo.
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