Cuando se habla de vehículos deportivos, sus datos técnicos y prestaciones son su argumento principal para atraer a futuros compradores.
Su tipo de motor, potencia, aceleración de 0 a 100 km/h, velocidad máxima… anticipan todas sus posibilidades. Y cuando se trata de un Ferrari, estas cifras cobran un especial y más importante significado.
Ferrari F12berlinetta
Con este Ferrari F12 de 2014 en particular, esto también pasa, pero al revés. Y es que, curiosamente, su velocidad máxima fue limitada electrónicamente… a solo 24 km/h, una cifra ridícula para el motor V12 de 6.3 litros y 780 CV que vive en sus entrañas.
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En sus años gloriosos, esta mecánica le permitiría acelerar de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos y desarrollar una velocidad máxima de 340 km/h. Entre 2015 y 2017 se construyeron aproximadamente 800 ejemplares de producción.
¿Cuál es el motivo de esta limitación?
Según el vendedor, un portal de subastas estadounidense llamado Bring a Trailer, este vehículo era un prototipo del F12tdf.
Una vez que se completó su propósito y el modelo F12tdf se lanzó en serie al mercado, Ferrari limitó electrónicamente esta unidad y su motor para que solo pudiera ser utilizado como elemento decorativo.
Esta práctica no es exclusiva de Ferrari. Muchas marcas del mundo de la automoción limitan sus prototipos para evitar litigios y mala publicidad. Y es que los también llamados ‘concept’ no cumplen con los estándares de acabado, equipamiento y fiabilidad de los productos finales. Además, suelen acumular un alto kilometraje debido a las pruebas de desarrollo.
Un concesionario lo importó a Estados Unidos como coche de exhibición, la única manera legal de hacerlo. Tras unos años como propietario, el concesionario lo ha vendido en pública subasta, aunque va a ser casi imposible matricularlo y usarlo en carretera, no sólo porque es más lento que un patinete eléctrico, sino que, además, tampoco tiene número de chasis.
Es más, en uno de los componentes de la suspensión, donde debería aparecer su número VIN, se puede leer “vehículo ilegal en carretera”.
En definitiva, una triste jubilación para un deportivo que podría haber proporcionado mucha más diversión en la carretera. Por su rareza, sin embargo, el precio que ha alcanzado en la subasta ha sido muy elevado: 445.000 euros.
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Periodista especializado en motor desde hace más de 20 años, ha trabajado en diferentes gabinetes de prensa (Federación Española de Automovilismo o Circuito del Jarama) y medios especializados (Motor 16, Marca Motor o Auto Bild). Apasionado de coches, motos y, ahora también, de los cacharros con alas.