La principal diferencia de un coche eléctrico con uno de combustión es su fuente de energía. En lugar de moverse gracias a un motor alimentado por combustible diésel o gasolina, lo hace con uno alimentado por electricidad.
Un coche eléctrico supone una menor carga ecológica que su predecesor de combustible fósil, aunque la generación de esa energía eléctrica y, la necesaria para su posterior reciclaje, también genera emisiones.
En cualquier caso, lo que es irrefutable es que este tipo de mecánicas no emiten gases cuando funcionan y son mucho más silenciosas que un motor de combustión, por lo que la contaminación atmosférica y acústica es menor.
¿Qué alimenta el motor de un coche eléctrico?
La energía que mueve el motor de un coche eléctrico procede de una batería que la recoge de un enchufe externo o de forma interna a partir de la regeneración y recuperación al decelerar o frenar.
En cualquier caso, el reto para aumentar la autonomía de un coche eléctrico procede de tener una batería más grande, con la suficiente capacidad como para completar una serie de kilómetros que ahora, con respecto a un motor de combustión, son mucho menores.
¿Cómo funciona el motor de un coche eléctrico?
El motor de un modelo sin emisiones es mucho simple y fácil de fabricar que un motor de combustión. De hecho, si este último puede constar de más de 1.000 piezas, uno eléctrico tiene unos 200 componentes, incluida la batería que lo alimenta.
El motor de un coche eléctrico suele ser de tipo síncrono, aunque los hay asíncronos. La diferencia entre ellos radica en la velocidad del campo electromagnético.
Mientras que en el asíncrono, o de inducción, el rotor gira ligeramente más despacio que el campo rotante, en el motor síncrono, el campo magnético y el rotor tienen la misma velocidad de giro. El motor síncrono funciona de manera más sencilla. El eje de rotación gira en el mismo sentido y a la misma velocidad que el campo magnético.
Este campo magnético se genera al pisar el acelerador y, por lo tanto, al inyectar una corriente eléctrica. Y por eso son los más utilizados entre los vehículos eléctricos.
Normalmente hay uno o dos y van colocados siempre directamente sobre el eje motriz. Hay modelos que cuentan con tres motores, uno en un eje y otros dos cada uno en una rueda del eje contrario. También los hay que montan un motor en cada rueda, pero estos suelen ser los más potentes y deportivos. Estos motores son reversibles y generan electricidad en dirección contraria y que envían a las baterías cuando se decelera o frena.
Caja de cambios
Este tipo de vehículos no suele tener caja de cambios porque no la necesita, pero sí que debe llevar un grupo reductor que desmultiplica las revoluciones del motor hacia las ruedas.
Además, los eléctricos también necesitan un inversor de corriente, ya que los motores suelen ser de corriente alterna, pero las baterías funcionan con corriente continua. Y mientras que los motores funcionan con alta tensión, es decir, entre 400 y 800 voltios, las luces o el sistema de infoentretenimiento funcionan a 12 voltios.
Mantenimiento de un coche eléctrico
Los vehículos eléctricos tienen un mantenimiento mucho más económico y sencillo que un motor de combustión, precisamente por el menor número de piezas que componen su mecánica.
Lo más importante en un coche eléctrico es, evidentemente, el cuidado de la batería. Su mayor y más rápida degradación se debe a su exposición a temperaturas extremas o a la oscilación entre ellas, así como los ciclos de carga y descarga.
La mejor forma de alargar su vida útil es intentar mantenerlas en un entorno climático intermedio y, lo más importante, evitar que su capacidad se agote por completo o cargarla siempre al 100%. Lo más recomendable es mantener su carga entre el 20% y el 80% y evitar en lo posible las cargas ultrarrápidas.
Si se siguen estos sencillos consejos, una batería podría llegar a superar los 300.000 kilómetros o los ocho años de uso.
Por otro lado, habrá que estar pendientes de otros elementos comunes a los coches de combustión, como los neumáticos, frenos, amortiguadores, filtros y, con especial atención, el líquido refrigerante (si lo tiene) del sistema que enfría la batería.
Cuánto tarda en cargar un coche eléctrico
Esto depende mucho de la capacidad de la batería y de dónde se enchufe, es decir, qué corriente llegue a la batería.
El tiempo medio se sitúa entre 4 y 10 horas para cargarse por completo. Pero lo aconsejable para recargar el coche es utilizar una potencia de 7,2 kW como mínimo. Es decir, lo que ofrece una estación de carga doméstica.
Con esta carga, una batería de 50 kWh de capacidad, por ejemplo, tardará en completarse unas siete horas.
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Periodista especializado en motor desde hace más de 20 años, ha trabajado en diferentes gabinetes de prensa (Federación Española de Automovilismo o Circuito del Jarama) y medios especializados (Motor 16, Marca Motor o Auto Bild). Apasionado de coches, motos y, ahora también, de los cacharros con alas.