Tesla es una marca que busca innovar en mundo de la automoción. Es la pionera de los coches eléctricos y a menudo propone soluciones visionarias a nivel tecnológico, aunque muchas de ellas no terminan de salir bien (valga como ejemplo todos los problemas que ha habido con el Autopilot). Ahora se suma otra a la lista: el volante tipo ‘yoke’.
Introducido a principios de 2021 con la actualización del Tesla Model S, este volante se caracteriza por ser plano, en vez de circular, además de por prescindir del segmento superior.
La solución, de corte futurista, pronto empezó a dar problemas de usabilidad, puesto que no era muy práctico en conducción real y complicaba sobremanera llevar a cabo maniobras como giros muy cerrados o aparcamientos.
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La cuestión es que el yoke era el único que Tesla ofrecía para el Model S, lo que hizo que pronto surgieran compañías externas ofreciendo kits de transformación para que tuviera un formato más convencional.
La marca de Elon Musk ha tardado dos años, pero ha accedido a las demandas de sus clientes, poniendo a la venta un volante tradicional para aquellos conductores que quisieran cambiarlo.
Lo que la compañía no esperaba era que su demanda fuera tan alta. Pese a tener un precio de 700 dólares, los compradores acudieron en masa a adquirirlo, hasta tal punto que se llegó a agotar en menos de una semana desde que se puso a la venta.
La firma de Elon Musk, eso sí, ha sabido reaccionar rápido y vuelve a tener existencias, pues parece claro que la aceptación del volante de tipo yoke no es demasiado alta.
A pesar de ello, la compañía estadounidense no es la única que lo ofrece en sus coches, y es que tanto el Toyota BZ4x como el Lexus RZ 450e, que son modelos mellizos, también lo tienen disponible, aunque no en todos los mercados en los que se comercializan.
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