Muy comunes en otros países con mayor tradición ciclista como son Países Bajos, Bélgica, Francia o Reino Unido, las llamadas rotondas holandesas sirven para ordenar el tráfico en los cruces pero salvaguardando la seguridad de los ciclistas que transiten por ellas.
Funcionan como una rotonda normal pero incluyen en su arco exterior un carril específico para las bicicletas, generalmente delimitado por un firme con distinta coloración que el resto de la calzada, y que tiene prioridad sobre el resto de los vehículos.
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Conducir en una rotonda holandesa
En la práctica, si un vehículo a motor entra o sale de una rotonda de este tipo, deberá ceder el paso a cualquier bicicleta que circule por este anillo diferenciado del resto de los carriles. Con ello se quiere evitar los frecuentes atropellos de ciclistas que se registran en las rotondas convencionales.
Además, alrededor de las rotondas holandesas también se distinguen unos pasos de peatones especialmente señalizados para proteger también a los usuarios más vulnerables. Y en su caso serán los que tendrán la mayor prioridad sobre el resto, por lo que también las bicicletas estarán obligadas a cederles el paso.
Punto sensible de accidentes
La DGT ha señalado en numerosas ocasiones las glorietas como puntos especialmente sensibles a registrar accidentes. Y casi siempre es porque los conductores no saben usarlas correctamente.
En concreto, las estadísticas recogidas por Automovilistas Europeos Asociados (AEA), entre 2015 y 2019 se registraron un total de 45.000 siniestros con víctimas en intersecciones giratorias y casi el 10% del total de los accidentes con víctimas, ocurren en las glorietas o también llamadas rotondas.
Peatones y ciclistas
La principal diferencia entre circular por una rotonda es que en su interior no rige la regla general de prioridad de paso a la derecha, porque siempre tienen preferencia los vehículos que ya circulan por su interior (siempre que no haya algún tipo de señal que indique lo contrario).
Y esta consideración es la misma en las nuevas rotondas holandesas, con la particularidad añadida de que los peatones y los ciclistas serán prioritarios en la circulación general, ya sea al entrar o salir de ellas.
Se trata de un ordenamiento de la circulación específico que busca proteger especialmente a los peatones y ciclistas, los más vulnerables en los accidentes, que, como delatan las estadísticas, sufren en las glorietas una buena parte de los accidentes registrados por este tipo de vehículos.
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