Hace unos meses, la compañía Liberty Seguros mostraba el resultado de una encuesta realizada a más de 1.800 conductores que arrojaba unos resultados un tanto inauditos. Más del 70% de los conductores españoles había llevado a cabo algún comportamiento imprudente al volante en los últimos meses, poniendo en peligro su seguridad y la de los demás durante la conducción.
Además, según datos de la Fiscalía General del Estado, un tercio de las acusaciones y condenas se deben a delitos contra la seguridad vial. Más de 125.000 procedimientos incoados se han registrado en el último año.
El summum de los delitos contra la seguridad vial se ha vivido en Sevilla. Un conductor de 23 años ha sido detenido por innumerables infracciones en el plazo de unos minutos: provocó varios accidentes, se resistió a la autoridad, se dio a la fuga y acabó empotrando el vehículo contra una comisaría de la Policía Local. El automovilista, que dio positivo en los test de alcoholemia y drogas, viajaba con un brazo escayolado.
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Un peligro al volante
Según recoge la prensa local, la primera falta contra el código de la circulación la cometió al perder el control del Fiat Tipo (propiedad de su padre) y estrellarse contra una furgoneta que circulaba en sentido contrario, en la avenida Las Leandras de la capital hispalense. El impacto dejó herido leve al conductor de la furgoneta.
En las cercanías del choque, se encontraba un agente de Policía Nacional fuera de servicio, acercándose al Fiat Tipo e identificándose como agente de la autoridad. El presunto infractor se dio a la fuga, resistiéndose a la autoridad e ignorando las indicaciones del agente.
Empotrado en comisaria
El agente comenzó a seguir al presunto delincuente por las calles del distrito de Cerro-Amate, pero este perdió el control de su coche y golpeó en su huida a otro turismo.
La propia trayectoria del impacto hizo que se empotrara contra la puerta de la comisaría de Policía Local de Cerro-Amate, siendo detenido por los agentes del propio puesto de Policía y por el agente de paisano que lo seguía.
Innumerables delitos
La lista de infracciones es amplia. El conductor dio positivo en los dos controles que se le efectuaron: el de alcoholemia y el de drogas. En el primero, superaba “el cuádruple de la tasa máxima de alcoholemia”, establecida 0,25 mg/l en aire expirado. Para los conductores noveles, el límite es de 0,15 mg/l.
En cualquier caso, superaría los 0,60 mg/l que se considera delito contra el tráfico. La cuantía económica asciende a 1.000 euros y la pérdida de seis puntos.
Al encontrarse también bajo los efectos de sustancias estupefacientes, la sanción es de tres a seis meses de cárcel, o una multa de seis a doce meses o trabajos en favor de la comunidad de 30 a 90 días, además de la privación del permiso de conducir de uno hasta cuatro años.
Además, al conducir con un brazo escayolado y en cabestrillo, usando solo una mano para gobernar el vehículo, también se enfrenta a un delito de conducción temeraria que está tipificado en la ley de tráfico como una infracción muy grave. Se castiga con 500 euros de multa y la retirada de seis puntos en el carnet de conducir.
Para terminar, en el caso de que sea declarado culpable, deberá afrontar los daños y perjuicios ocasionados a los otros vehículos contra los que chocó. En estos casos la compañía aseguradora no se hará cargo de las reparaciones y las exigencias de los contrarios, puesto que conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas invalida la póliza.
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