El Porsche 911 para salir del asfalto

Por el momento se trata de dos ejemplares experimentales, pero podría ser el anticipo definitivo del esperado nuevo Porsche 911 Safari.

Porsche 911
El Porsche 911 superó una altitud de 6.000 metros.

El Porsche 911 es un modelo icónico, un deportivo que lleva décadas a la venta y ha evolucionado su concepto a lo largo de generaciones. En su historia hay una variante que salió de la fórmula habitual, el 911 Safari, que abandonó el asfalto para enfrentarse a aventuras off-road. Ahora, la marca alemana recupera el concepto, por el momento en forma de dos vehículos experimentales, y lo convierte en todoterreno.

Porsche ha tomado como base el Carrera 4S actual, que tiene un motor bóxer turbo de seis cilindros que entrega 443 CV a las cuatro ruedas mediante una caja de cambios manual de siete velocidades. Se han respetado muchos de sus componentes, pero se han implementado todavía más novedades para adaptarlo a su diferente enfoque.

Ambos ejes se han cambiado por unos de pórtico, lo que ha permitido aumentar la distancia libre al suelo hasta los 35 centímetros, un margen más que notable para poder lidiar con los obstáculos. Los bajos cuentan con protecciones de aramida, también se han instalado unos neumáticos todoterreno con una anchura de 320 centímetros y en el interior cuenta con barras antivuelco, asientos de fibra de carbono y arneses.

La guinda la pone el Porsche Warp-Connecter, un sistema diseñado competición que permite conseguir la tracción máxima al crear un enlace mecánico entre las cuatro ruedas con una carga constante en ellas utilizando bloqueos manuales e intercambiables de los diferenciales, así como un sistema de dirección por cable.

Cada uno de los dos ejemplares luce una decoración distinta: una tiene el mismo patrón de colores de Porsche Motorsport del 963 LMDh y la otra una específica realizada por el equipo de diseño de Weissach.

Porsche 911

Para ponerlo a prueba, Porsche ha elegido los Ojos del Salado, en Chile, el volcán más alto del mundo, llegando a alcanzar una altitud de 6.007 metros.

A sus mandos iba el piloto Romain Dumas, cuyo equipo ha participado en el desarrollo del proyecto, y que ha declarado: “Ha sido una aventura memorable y especial, en un lugar tan hermoso como brutal. ¡Supongo que hoy las únicas máquinas en todo el mundo más altas que las nuestras eran los aviones! Para el equipo se trataba de aprender y, desde el primer momento, el coche se ha visto que era resistente y ágil. Fuimos muy exigentes y lo exprimimos al máximo desde el principio, pero se comportó como si estuviera en casa”.

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