La Dirección General de Tráfico se sirve de los radares de tramo para controlar la velocidad en ciertos intervalos de las carreteras. Por norma, se utilizan en aquellas vías en las que se han detectado excesos de velocidad o una cierta concentración de accidentes.
Son más de 90 los radares de tramo que utiliza la DGT, repartidos por toda la geografía española. Uno de ellos se estrenó a principios de este mes de agosto en Cantabria, en la A-8. A este se suma un nuevo cinemómetro en Valencia, cerca del aeropuerto de Manises, en la A-3.
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En ambos tramos la velocidad va a ser de 100 kilómetros por hora, algo importante a tener en cuenta, ya que puede ser que toque reducir la velocidad de circulación. Por ejemplo, el máximo habitual en las autovías y autopistas es de 120 km/h, así que habrá que regular el velocímetro para evitar multas.
El radar de tramo de Cantabria va a estar entre el viaducto de Ontón y Castro Urdiales y cubre más de seis kilómetros de longitud en la A-8. Por otro lado, el nuevo radar de la DGT de Valencia empieza a la altura del centro comercial Bonaire en la A-3 y cubre la distancia hasta la entrada a Manises y Quart de Poblet.
Cómo salir airoso de un radar de tramo
Una de las maneras más sencillas de evitar una multa por exceso de velocidad al pasar por un radar de tramo es hacer uso de la tecnología del coche. Cuando se vaya a entrar en el intervalo controlado, el conductor solo tendrá que activar el control de crucero a 100 km/h y mantenerlo así hasta superar la última cámara.
Otro sistema, si se hace uso de un GPS, es prestar atención a la velocidad que marca este. A veces, la cifra indicada no coincide con la del velocímetro. El gesto más inteligente para evitar que salte el radar de tramo será seguir las indicaciones de velocidad más bajas, sean las del navegador o las del coche.
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Por último, un truco muy sencillo a la hora de pasar por uno de los radares de tramo de la DGT, es intentar mantener una velocidad constante pero reducirla al acercarse a la última cámara, tratando de ‘corregir’ la media.
Tanto el primer como el último cinemómetro identifican la matrícula de cada vehículo a la entrada y a la salida del tramo. Un ordenador relaciona las matrículas iguales, comprueba las tiempos de paso y calcula la velocidad media del vehículo. Si la velocidad media del recorrido está por debajo del límite, no hay infracción.
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