Un parabrisas gigante y otras curiosidades sobre el cristal del coche

El más fino de la historia tenía cinco milímetros, el más avanzado es el del Mercedes Clase S, que proyecta realidad aumentada en 77 pulgadas.

parabrisas
Un parabrisas gigante y otras curiosidades sobre el cristal del coche

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Un elemento fundamental

El parabrisas es uno de los elementos más importantes para la seguridad del coche y uno de los menos conocidos. Cumple al menos una decena de importantes tareas –casi todas relacionadas con la seguridad–, pero se conduce como si no existiera. Ha ido evolucionando desde hace más de 100 años y es un elemento cada vez con mayor protagonismo, fundamental para tecnología del vehículo. ¿Cuál es el parabrisas más moderno y tecnológico? ¿Y el más pequeño o el más grueso? Esta es la selección de los más destacados, determinantes para entender una parte de la historia del automóvil y de la seguridad vial.

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El más grande

El parabrisas de automóvil más grande del mundo es el del Tesla Model X. Con una superficie de tres metros cuadrados, fabricado en la planta peruana de AGP eGlass, el parabrisas se extiende por el techo del SUV eléctrico y ofrece una visión panorámica y una gran sensación de cielo abierto. Similar, en palabras de Elon Musk, a la que se experimenta en un helicóptero. Su tintado inteligente evita los deslumbramientos y no interfiere en la capacidad de conectividad del coche.

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El más pequeño

El Mercedes-Benz SLR Stirling Moss (comercializado entre 2003 y 2009) tiene el parabrisas más pequeño de cuantos se han fabricado en los últimos años, según apunta la compañía especializada Carglass. Habría que escribir parabrisas en cursiva, pues en realidad son dos pequeños deflectores que desviar el flujo de aire, pero no cumplen otras misiones habituales de los cristales delanteros: no protegen a los ocupantes en caso de vuelco, no sirven de apoyo al airbag del copiloto ni alojan las cámaras de los sistemas ADAS. Cada uno de ellos tiene una superficie de 0,030 metros cuadrados: menos que un baldosín.

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El más avanzado

La exhibición tecnológica del Mercedes Clase S llega también a su parabrisas, convertido en una gran pantalla de 77 pulgadas. El sistema proyecta imágenes sobre el campo de visión del conductor, aportando información mediante realidad aumentada. Por otra parte, aloja tres cámaras de los sistemas ADAS y los sensores de lluvia y de luz. De manera opcional, puede calefacción, así como escobillas con eyectores integrados que pulverizan líquido calefactado.

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El más fino

Cumplía con las normativas de transparencia y resistencia, pero era el parabrisas de vidrio laminado más delgado de la historia, con unas capas exteriores de dos milímetros de espesor exterior y una capa intermedia de un milímetro. Lo montaba el prototipo de tres ruedas Toyota i-ROAD (Salón de Ginebra 2013), un eléctrico biplaza que buscaba obtener el mínimo consumo energético reduciendo el peso al mínimo.

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El más grueso

En el lado contrario, los parabrisas más gruesos alcanzan el nivel B7 de blindaje, el más elevado. Con varias capas de vidrio y policarbonatos, alcanzan un espesor máximo de 80 milímetros y resisten impactos de bala convencionales y de uno a tres impactos de proyectiles de gran calibre. Los parabrisas de este tipo están preparados para que se utilicen como salida de emergencia: en su montaje, suelen integrar un sistema pirotécnico que los hacen salir despedidos.

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El más antiguo

Aunque antes existían algunos parabrisas primigenios de cristal, los actuales deben su existencia al científico francés Edouard Benedictus, que patentó el vidrio laminado en 1909. En esos primeros años del siglo pasado se fueron perfeccionando las adaptaciones para los vehículos: Oldsmobile fue la primera marca que incluyó el parabrisas como un elemento de serie en todos sus vehículos, en 1915. A finales de 1919 empezaron a desarrollarse los cristales laminados para el automóvil y en 1921 se comenzaron a instalar en modelos de Ford, de forma opcional. El primer parabrisas laminado de serie lo montó un Rickenbacker en 1926.

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El más resistente

Los monoplazas no llevaban parabrisas hasta que el Aeroscreen se estrenó en la Indycar el 6 de junio de 2020. Fabricado con policarbonato laminado balístico, resiste el impacto de un objeto de un kilo de peso a 350 km/h. Y lo rodea un marco de titanio (con cinco piezas impresas en 3D) que soporta hasta 15.400 kilos de carga.

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