De Enzo Ferrari se han escrito incontables líneas, tanto para elogiar su genio como para cuestionar su carácter al frente de la legendaria marca italiana. Desde joven, el fundador de Ferrari demostró una visión empresarial fuera de lo común, capaz de transformar las victorias en los circuitos en un poderoso motor comercial. Su obsesión por la excelencia y su intuición para unir deporte y negocio lo llevaron a la gloria, aunque no sin enfrentarse a grandes desafíos y polémicas.
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Enzo representaba la contradicción hecha persona. Fue el responsable de dar vida a algunos de los automóviles más bellos y codiciados de la historia, como el Ferrari 330 LM/GTO de 1962. Valga como ejemplo que este modelo alcanzó un récord absoluto al venderse por 43 millones de euros en una subasta de 2023, superando incluso el valor de obras firmadas por Monet, Picasso, Chagall o Balthus. Una muestra de cómo sus creaciones trascendieron el mundo del motor para convertirse en arte puro.
Pero Ferrari también era un hombre de temperamento impredecible. Su fuerte carácter quedó demostrado en su célebre disputa con Ferruccio Lamborghini, quien se quejó de que tenía problemas recurrentes con el embrague de su 250 GT. Ofendido, Enzo le espetó esta frase: “Déjeme fabricar coches, usted dedíquese a fabricar tractores”. Aquella confrontación marcó un antes y un después. Lamborghini decidió fundar su propia marca de deportivos, naciendo así el rival más temido y emblemático de Ferrari durante décadas.
El chófer
Como los libros de historia han expresado, Enzo Ferrari encaja perfectamente en la definición de genio y figura. Entre sus decenas de frases célebres que dejó para la posteridad, hay algunas que son toda una declaración de intenciones, como, por ejemplo, esta: “Cuando usted compra un Ferrari, está pagando por el motor. El resto se lo doy gratis”.
Una de las personas que más conoció al commendatore fue su chófer personal, Dino Tagliazucchi, que trabajó a su lado desde 1969 a 1988. Tagliazucchi concedió una entrevista hace 11 años a la revista del Peugeot Club de Italia, donde desgranaba las experiencias que vivió con Enzo Ferrari hasta el momento de su muerte y cuáles eran sus coches favoritos para el día a día.
Ferrari y Peugeot
Si alguien hubiera preguntado por cuáles eran los coches favoritos de Enzo Ferrari, la gran mayoría de sus modelos estarían entre las respuestas correctas. Sin embargo, si la trivial pregunta fuera cuáles eran los automóviles que il Commendatore eligió para su día a día, la respuesta dejaría de piedra a casi todos.
La primera vez que Dino Tagliazucchi vio a Enzo Ferrari, fue a los mandos de un Peugeot 404 Sedán en 1966. Por aquel entonces, el sorprendido Tagliazucchi, no había comenzado a trabajar con él. A partir de 1969, Ferrari contrató a Tagliazucchi, aunque hasta 1972, no se sentaría al volante del coche, ya que era Enzo el que conducía y el chófer iba de copiloto. Casi siempre en un modelo de Peugeot.
Molestar a los accionistas
Este Peugeot 404 Sedán era de color gris metalizado, con un interior de cuero beige. Contaba con algunas modificaciones que el propio Ferrari pidió, entre ellas, el pomo de la palanca de cambios y el volante de la firma Nardi, típicos de los deportivos de la época. La elección de Peugeot la hizo, en parte, por el aprecio que tenía a la marca, en parte por el deseo de burlarse de los accionistas de Fiat, a los que les encantaba provocar de esta manera.
Se sabe que Enzo Ferrari tenía debilidad por el diseñador y constructor italiano Battista Pininfarina, que además de trabajar junto al commendatore en alguno de sus coches, también diseñó los míticos 403, 404 y 504 en sus variantes Sedán, Cabriolet y Cupé de la marca Peugeot.
Un Ferrari particular y más Peugeot
Además del Peugeot 404, según su chófer, el gran jefe también disponía de un Ferrari 365 GT 2+2 que usaba principalmente como vehículo de demostración para futuros compradores. Este coche también cuenta con una anécdota especial. El propio Enzo Ferrari lo compró como un cliente más, tras conseguir un pequeño descuento del director comercial de la compañía del cavallino.
Cuando tocó cambiar el Peugeot 404, le sustituyó otro modelo de la casa de León, un 504 en azul oscuro metalizado, con interior beige, sin techo solar y sin modificaciones. En 1970 el commendatore se hizo con un 504 cupé de primera generación. También era de color azul y con el interior de terciopelo también azul. Según su chófer era un coche muy cómodo y fiable. La historia de amor con Peugeot terminó en 1973, pasando a usar modelos del grupo Fiat.
Aunque la relación de Ferrari y Peugeot no terminaría en el 504 cupé, de hecho, durante algunos años una flota de modelos Peugeot 404, en versión ranchera, se utilizaron como vehículo de servicio para el equipo de carreras del cavallino rampante.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.