Para quien no sea un experto en la materia, entrar en la terminología del mundo del motor puede ser algo complejo. Sobre todo, la llegada de los coches eléctricos ha supuesto la entrada de una considerable cantidad de nuevos conceptos y términos, muchos de ellos en inglés, que incluso se escapan del conocimiento de quienes incluso están más al día en tecnologías. Uno de los más recientes es el de ‘frunk’.
El término de origen anglosajón, surge de combinar las palabras ‘trunk’ y ‘front’, es decir, maletero y delantero. Se ha creado para describir de una manera más rápida el hueco situado bajo el capó de los coches de cero emisiones, que por norma general está vacío.
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El concepto en sí no es inédito, puesto que ha habido muchos automóviles a lo largo de la historia que, por su configuración con el motor puesto en posición trasera, han dejado este espacio libre. Entre ellos estarían los Volkswagen Beetle clásicos o distintos modelos de Porsche, como el 911 o su hermano pequeño, el Boxster.
Sin embargo, sí se ha popularizado a raíz de la llegada y expansión de los modelos de baterías, puesto que prácticamente la totalidad de ellos disponen de un frunk.
La configuración de estos vehículos, que tienen las baterías (su elemento más voluminoso) en la parte baja central del automóvil y acoplan su motor (o sus motores) al eje delantero o trasero (o a los dos), hace que se despeje el área en al que comúnmente iba alojado el motor térmico en los modelos de combustión.
La diferencia radica, además, en que mientras que en los gasolina el maletero delantero reemplazaba al trasero (ocupado por el motor), en los coches eléctricos lo habitual es que tengan ambos, lo que les otorga una capacidad de carga mayor que la de un modelo térmico equivalente.
Una opción popular, pero no omnipresente
Ahora bien, no todos los modelos de cero emisiones disponen de ellos. Por ejemplo, el BMW i4 tiene ciertos componentes mecánicos en él y no es utilizable para guardar objetos; en el Mercedes EQS no es posible abrir el capó y el Mazda MX-30 tampoco lo ofrece.
En el otro lado están los eléctricos que ofrecen desde un hueco modesto que solo sirve de complemento para el trasero, como es el caso del Polestar 2 y sus 35 litros de capacidad, a otros como el Mustang Mach-E o el Tesla Model Y, que superan por poco los 100 litros; habiendo hasta casos extremos como el del Ford F-150 Lighting, cuyo frunk tiene un volumen de 400 litros, más de lo que ofrece el maletero de la gran mayoría de coches compactos.
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