Caudalímetro: la pequeña pieza que puede arruinar las vacaciones

Hay muchos componentes en los coches que, a pesar de su pequeño tamaño, son los responsables de causar grandes desperfectos.

Averías motor
En los largos desplazamientos del verano se pueden producir averías que acaben con las vacaciones. | Getty Images

A grandes rasgos, un motor de combustión interna convierte un líquido inflamable (diésel, gasolina o gas) en energía. Dicha energía se transforma en calor que a su vez se traduce en movimiento. El motor consta de cilindros, pistones, inyectores de combustible y bujías. Estos componentes queman combustible y dejan salir los gases de escape de los cilindros. Al repetir el proceso, se crea la energía que impulsa el automóvil.

El ciclo de cuatro tiempos consta de un primer paso que se llama admisión, en él la válvula de admisión se abre y el cilindro aspira la mezcla de aire y combustible. El siguiente paso se denomina compresión y actúa cerrando la válvula de admisión y comprimiendo la mezcla de aire y combustible dentro del pistón. 

El penúltimo paso es la combustión, donde la mezcla de aire y combustible explota y la potencia generada por la explosión hace que el pistón se mueva hacia abajo. La última etapa es el escape, aquí los gases quemados en el cilindro se eliminan a través de una válvula.

Multitud de piezas combinadas permiten que el vehículo pueda circular. Si una de ellas falla, producirá una avería que dejará el coche en la cuneta. El caudalímetro es una de las más importantes.

¿Qué es el caudalímetro?

El caudalímetro es una pieza que se encarga de medir la cantidad de aire que entra en el motor y de enviar los datos a la centralita. Es un elemento fundamental en la etapa de admisión, ya que este sensor que mide la cantidad de aire para que la centralita sepa qué cantidad de combustible debe inyectar. 

De no ser así, no se obtiene una mezcla correcta entre oxígeno y combustible (mezcla estequiométrica). La proporción correcta en condiciones ideales para un motor de gasolina es de 14,7 gramos de aire por cada gramo de combustible (14,7/1). Esta pequeña pieza de plástico se ubica en el tubo de admisión, a continuación del filtro del aire.

La información que envía el caudalímetro es analizada por la centralita del motor y, según unos parámetros preestablecidos, se ajusta el combustible inyectado en los cilindros para una mejor combustión. Gracias a esto, también se ahorra combustible y se consigue reducir la contaminación.

Reconocer el mal funcionamiento del caudalímetro

En sí, el caudalímetro es un componente muy simple, ya que no dispone de piezas móviles y la parte electrónica es muy sencilla. Aunque esto no evita que proporcione problemas. Habitualmente pueden venir de dos sitios:

  • Eléctricos. El caudalímetro no comunica con la centralita por el hecho de que los cables se han desconectado en algún punto o el sensor ha dejado de funcionar por un defecto o una manipulación indebida.
  • Mecánicos. El caudalímetro ofrece valores incorrectos a la centralita por culpa de la suciedad.

Al detectar cualquier problema con el caudalímetro, el sistema enciende el testigo de motor en el cuadro de instrumentos. Otros de los síntomas del mal funcionamiento son: un ruido anómalo al ralentí, revoluciones irregulares, aumento del gasto de combustible, pérdida de potencia y humo de un color diferente en el escape.

Cuando el caudalímetro falla

Lo más habitual, en los coches modernos y ante un fallo del caudalímetro, es que entren en modo de emergencia. Esto es, que sin llegar a pararse del todo, el vehículo pierde mucha potencia y velocidad. Permite seguir circulando, evitando que se pueda dañar más la mecánica, hasta llegar a un taller.

Taller

El mayor problema es que circular con un caudalímetro en mal estado puede causar mayores averías en el motor. Dañando, por ejemplo, los sistemas anticontaminación, la junta de la culata, los pistones y los segmentos.

Vida media de un caudalímetro

Como todas las piezas de un coche, los caudalímetros tienen una duración finita. Habitualmente fallan por el desgaste. En este caso, el hilo de platino del sensor va adelgazando gradualmente a medida que se calienta. El sensor tiene una vida útil de aproximadamente entre los 100.000 y 150.000 kilómetros, esta cifra puede ser mayor o menor dependiendo del estado de los demás componentes del vehículo.

Aunque no es una pieza complicada de sustituir, lo más recomendable es acudir a un taller para que un profesional se encargue de la operación. El precio puede oscilar enormemente, ya que existen muchos modelos, por lo que su horquilla es bastante amplia y se sitúa entre los 15 euros y los 120 euros

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