Se les considera imprudentes y se cree que casi todos beben al volante y toman drogas, y arrastran el sambenito a pesar de que los datos de la DGT lo van desmintiendo. Los automovilistas jóvenes ya no resultan tan peligrosos para la seguridad vial: la tasa de mortalidad en carretera de quienes tienen entre 18 y 29 años ha descendido un 41% respecto a 2010.
Al mismo tiempo, los conductores jóvenes (en cursiva, aquellos de entre 30 y 44 años) son los que peor se comportan al volante, según el análisis de la Fundación Línea Directa y el Centro Zaragoza, que han analizado la siniestralidad de los automovilistas menos expertos en las últimas décadas, incluidos los que superan la cuarentena.
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Y a pesar de que muchas cifras mejoran, las aseguradoras no terminan de fiarse: los del primer grupo pagan por lo general más que los demás, y seguirán haciéndolo. Sus siniestros no son graves, pero sí muy numerosos.
El estudio de ambas entidades identifica un “mayor respeto a las normas” y una “modificación de los hábitos de movilidad” en el grupo de edad más joven, ya que sus miembros usan más el transporte público, y en particular muestra dos cifras que resumen la tendencia. En 1989, en las carreteras españolas fallecieron 2.185 personas de entre 18 y 29 años; en 2019 fueron 239. Hace tres décadas, la siniestralidad vial causaba el 31,4% de la mortalidad en esa franja de edad; en 2019, el porcentaje cayó al 17,7%.
“Durante muchos años hemos visto que la sociedad prejuzgaba a los conductores más jóvenes señalándolos como los automovilistas más imprudentes e inexpertos. Sin embargo, las cifras nos dicen que, a día de hoy, la realidad es otra”, reseña la directora general de la Fundación Línea Directa, Mar Garre.
De la lectura del informe se deduce que los menores de 30 años sufren accidentes mucho menos graves que el resto de los automovilistas, y por varias razones: son más responsables y usan menos el coche, y sobre todo no son tantos como antes. De entre 18 y 20 años son un 37% menos que en 2010; en la franja de entre 21 y 29 años la caída es del 25%.
Los seguros más caros, los de los jóvenes
Sin embargo, otros datos perjudican a los conductores jóvenes, y las aseguradoras seguirán penalizando sus pólizas. En proporción, por ejemplo, son los que más se accidentan, a pesar de que la gravedad sea poca: 11 de cada 1.000 conductores de entre 18 y 29 años estuvo implicado en un siniestro en 2019, frente a los 5 del resto de franjas de edad. Esa tasa de accidentalidad, además, ha crecido un 37,5% respecto a 2010, cuando era de solo 8 de cada 1.000.
Por añadidura, siete de cada diez reconocen que cometen excesos de velocidad, el 16% no utiliza el cinturón de seguridad de pasajero y casi la mitad (47%) usa el móvil sin manos libre. Por estas razones sus pólizas siguen siendo más elevadas. “Siempre hemos tenido en cuenta a los jóvenes, pero en el 62% de los casos son los culpables del siniestro. Los accidentes son menos graves, pero muy numerosos. Deberían cuidar el exceso de velocidad y el uso del móvil”, explica Mar Garre.
De 30 a 44 años
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