Durante los meses más fríos del año, es habitual cruzarse, en la carretera, con los camiones que esparcen sal para evitar la formación de hielo y derretir la nieve. El compuesto químico que usan en esta labor ¿es como el que hay en las cocinas? ¿Se puede usar en los coches?
Cuando el termómetro marca cero grados, el agua se transforma en hielo. Sin embargo, el líquido salado tiene un punto de congelación mayor: con un 10% de sal diluida, se congelará a partir de los seis grados bajo cero.
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En función de la cantidad que se eche de esta sustancia en cada litro de líquido, ese margen puede crecer hasta los -21ºC, nivel en el que es casi imposible que el agua se congele. La sal, por lo tanto, no derrite el hielo, sino que evita su formación.
En el caso de la nieve, hay que tener en cuenta que, si el mercurio está por debajo de los ocho grados negativos, la sal apenas tendrá efecto sobre ella. ¿La razón? Es necesario que una parte sea líquida para que se diluya y pueda cumplir su objetivo: rebajar el punto de congelación.
¿Es la misma sal?
Conociendo las propiedades de la sal que las máquinas arrojan en las carreteras españolas, muchos conductores se plantean la siguiente duda: la que se encuentra en cualquier cocina, ¿sirve para eliminar el hielo del coche?
Lo cierto es que las dos se parecen mucho porque son cloruro sódico. No obstante, la sal común tiene una pureza superior a la que se usa en el asfalto: un 98% frente a un 95%. Esa diferencia se debe a la presencia de algunos elementos específicos. Se trata de compuestos minerales como la anhidrita (sulfato de calcio), el sulfato de magnesio o la arcilla.
¿Qué dice la DGT?
A pesar de sus semejanzas, la Dirección General de Tráfico (DGT) no aconseja echar sal para quitar el hielo del coche. Sí, evita la congelación, pero no descongela y, además, puede arañar el cristal y corroe la chapa.
No en vano, cuando se circula sobre carreteras en las que han echado sal, esta se acumula tanto en la parte baja del coche como en la carrocería. Y su papel corrosivo, puede deteriorar los componentes metálicos y oxidarlos.
Por ello, hay que tener especial cuidado con la limpieza del vehículo. ¿Cómo? Cuando finalice el trayecto, hay que lavar el coche para eliminar la sal de la carrocería y también de los bajos. De esta manera, se pone freno a la corrosión y la vida útil de la carrocería no se acorta antes de lo previsto.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.