Otra ciudad obliga a pagar peajes para circular por ella: la nueva ‘moda’ que también llegará a España 

Son varias las urbes que apuestan por esta fórmula para reducir el nivel de tráfico en sus calles y mejorar la calidad del aire.

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Foto: Getty

Los peajes han dejado de ser una fórmula exclusiva de las autopistas: hoy en día, para poder acceder al centro de algunas ciudades, los conductores deben pagar una tarifa dependiendo del tipo de vehículo que tienen o de la hora de entrada. Una creciente moda a la que se acaba de sumar una gran urbe.

Los peajes en las ciudades no es novedad, al menos en Europa. En el Viejo Continente, Londres, Milán, Estocolmo, Oslo o Copenhague ya han apostado por esta medida para mejorar la calidad del aire, reduciendo el nivel de las emisiones contaminantes procedentes de los vehículos a motor.

Ahora, Nueva York se ha unido a esta tendencia. Con 11 votos a favor y uno en contra, la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA) acaba de aprobar la medida con un objetivo prioritario: reducir los atascos de tráfico. Cuando sea una realidad, algo que está previsto para el próximo junio, será la primera ciudad de Estados Unidos con este tipo de peajes.

Por lo tanto, a partir de este verano, la mayoría de los vehículos que quieran circular por Manhattan más allá de la 60th Street, al sur de Central Park, tendrán que pagar una tasa. Cuanto más grande sea el vehículo, mayor será la cantidad. Los coches tendrán una tarifa de 15 dólares (13,91 euros, según el cambio actual) durante el día y se reducirá a 3,75 dólares (3,48 euros) por la noche.

Pocas excepciones

Para las motos, los peajes serán más económicos: 7,50 dólares (6,96 euros) con una tarifa nocturna de 1,75 dólares (1,62 euros). Los camiones, sin embargo, son el caso opuesto, ya que tendrán que abonar entre 24 y 36 dólares (entre 22,26 y 33,39 euros) por acceder al centro de Nueva York y entre 6 y 9 dólares (5,56 y 8,35 euros) si es por la noche.

Los taxistas, así como los conductores de Uber y Lyft deberán abonar, respectivamente, 1,25 y 2,50 dólares (1,16 y 2,32 euros) por viaje. ¿Habrá excepciones? Sí, para los funcionarios y para aquellas compañías de autobuses (públicos, privados y escolares) que tengan un contrato con el Departamento de Educación, así como la flota de la ciudad, que es de 26.000 vehículos.

Con esta medida, la ciudad de Nueva York pretende convencer a la gente de que deje sus coches en casa y utilice el transporte público para reducir el elevado volumen de tráfico y la contaminación. Además, la recaudación de estos peajes se invertirá en la mejora de la red de metro.

Una medida habitual en Europa

Como se apuntaba antes, en Europa son varias las ciudades en las que los conductores deben pagar un peaje para poder circular por el centro. En Londres, desde 2003, hay que abonar 15 libras diarias (17,27 euros) para moverse dentro del área restringida entre las 7:00 y las 22:00.

En Estocolmo, el peaje es de, aproximadamente, siete euros y en Milán (Área C), de cinco euros entre las 7:30 y las 19:30. En Oslo se distribuyen en tres anillos: cada vez que un coche pasa por uno de ellos, tienen que abonar 2,5 euros (tres si es hora punta). Esta es la tasa normal, ya que los diésel tienen una más elevada y los eléctricos una más reducida. Sólo están exentos los vehículos de hidrógeno.

¿Los peajes de las ciudades llegarán a España?

A mediados de febrero, el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de la ley de movilidad sostenible. Esta normativa abre la puerta a la posibilidad de crear peajes en el acceso al centro de las grandes ciudades o a las zonas de bajas emisiones (ZBE).

El objetivo, en este caso, es pasar de la ciudad de los coches a la ciudad de las personas. Eso sí, en el caso de España, este tipo de peajes será un sistema opcional: la ley sólo dará cobertura legal a los ayuntamientos que quieran desarrollarlo.

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Elena Sanz Bartolomé

Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.

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