La línea de escape de los motores de explosión es un sistema de conductos por donde se recuperan y expulsan los residuos gaseosos de la combustión. Pero también tiene otros cometidos. Por ejemplo, permite atenuar el ruido mecánico y reducir la temperatura, la velocidad y la presión de dichos elementos antes de ser liberados a la atmósfera.
Además, en las últimas décadas el escape ha tomado mayor relevancia en el aspecto medioambiental. En los coches actuales, incorpora unos modernos dispositivos que descomponen las partículas sólidas y gaseosas resultantes de la quema del carburante en el interior de los cilindros.
Más información
El sistema de escape consta de diversos elementos y todos deben funcionar correctamente para garantizar la eficiencia del motor y evitar que se averíe. El circuito de evacuación se inicia en el colector, un entramado de tubos (uno por cilindro) que se unen en uno solo para formar la línea central de evacuación de los gases.
Cómo funciona el catalizador
A continuación, el sistema dispone de un catalizador, un dispositivo que descompone los gases mediante calor y una reacción química. De este modo, los transforma en substancias menos nocivas para el medio ambiente. Los catalizadores se hicieron obligatorios en Europa en 1993 para los coches de gasolina y a partir de 1999 en el caso de los diésel.
A continuación, una vez tratados en el catalizador, los gases prosiguen su recorrido por un tubo intermedio hasta el silencioso (o cámara de expansión). Este elemento tiene como misión enfriar los gases y atenuar la elevada presión a la que todavía se encuentran.
Y para finalizar, en el extremo del conducto se encuentra lo que todo el mundo conoce como el tubo de escape. Se trata de un segundo silencioso que reduce aún más el ruido producido por las detonaciones del motor. Es el último paso antes de liberar los gases mediante una, dos o más salidas por la parte posterior del vehículo.
Filtros y sondas de última tecnología
Sin embargo, en los coches más modernos se pueden encontrar otros dispositivos a lo largo de esta línea de escape. Es el caso del filtro de partículas (FDP), un sistema que se incorporó al escape de los motores diésel a partir de 2006 y posteriormente también a los de gasolina. Su cometido es el filtrado de los residuos sólidos o cenizas provocados por la combustión, regenerándolas por medio de una elevada temperatura.
También es importante la sonda lambda, un sensor que se encuentra en el interior del escape y mide la composición de los gases. Este dispositivo indica a la centralita del coche cuál es la mezcla idónea de combustible y aire que debe entrar en los cilindros en cada momento.
Además, el sistema de escape de los coches diésel puede disponer de un catalizador de reducción selectiva (SCR) de última generación. Su tarea es descomponer los óxidos de nitrógeno (NOx), transformándolos en agua y nitrógeno libre tras hacerlos reaccionar con un compuesto de urea (AdBlue).
Cómo detectar las averías
Es fácil imaginar que cualquier funcionamiento anómalo de alguno de los elementos del escape puede acarrear problemas mecánicos. Estos afectarán no solo al consumo y a las emisiones del motor, sino también a su integridad.
Las averías en el sistema de escape puede ser diversas. Los síntomas para detectarlas son también varios: falta de respuesta al acelerar, ruidos anormales, incremento del consumo de combustible o emisiones anómalas de humo. Y la aparición de óxido, perforaciones y abolladuras verificables a simple vista también serán signos de que el escape puede estar dañado.
En ese caso, el vehículo no pasará la inspección técnica periódica (ITV), un motivo ya más que suficiente para prestar la debida atención a este importante elemento de la mecánica.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram
Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.