La rueda se inventó hace unos 6.000 años en Mesopotamia (actual Irak) y ha servido casi todo este tiempo para poder transportar con mayor facilidad cargas pesadas en carros tirados por tracción animal, habitualmente productos agrícolas, mercancías o pasajeros.
Pero con la aparición del automóvil, las ruedas asumieron la función del arrastre, sustituyendo la fuerza del motor a las caballerías de tiro tradicionales. Y son precisamente esas ruedas movidas por una fuerza mecánica las que se llaman motrices, al ser las encargadas de impulsar el vehículo.
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No todas las ruedas de un coche tienen que ser motrices. La gran mayoría de los modelos actuales son de tracción delantera: las ruedas anteriores son las que tiran del vehículo para que éste se desplace.
Pero también existen de otro tipo, en el que las ruedas posteriores son las que empujan al coche para que avance. Y en este caso el vehículo se llama de propulsión trasera.
Las ventajas de los coches de tracción delantera son importantes al tratarse una mecánica más sencilla y ser más asequibles en la compra. Además, aportan más seguridad en sus reacciones sobre la carretera y también por que son más fáciles de conducir.
Los modelos 4×4
Los modelos de propulsión trasera suelen ser más deportivos y con mayor potencia. Este tipo de transmisión aporta mayores sensaciones al volante y mejora las respuestas del coche, pero resulta más cara y gasta más combustible. Y requiere una conducción más experta, aparte de que su mecánica resulta más compleja.
Por otro lado, existe un tercer tipo de coche en el que todas las ruedas están conectadas mecánicamente al motor e intervienen en su movimiento. En este caso se trata de una transmisión integral o también conocida como 4×4, para distinguirla de los coches que tienen dos ruedas motrices (4×2). En el caso de los 4×4 suelen tratarse de coches todoterreno diseñados para circular fuera del asfalto. Otros modelos recurren a esta tecnología para mejorar su seguridad sobre carreteras deslizantes o bien incrementar su eficacia deportiva.
Las ruedas con motor de los eléctricos
Entre los coches 4×4 también hay distinciones, porque pueden ser de tracción permanente, transmitiendo la potencia de forma constante a las cuatro ruedas, o de transmisión desconectable. En este caso, se pueden usar solo dos ruedas motrices (delanteras o traseras) cuando no se requiera tanto poder de tracción y así ahorrar combustible.
Además, la llegada de la electrificación ha traído nuevas soluciones y, en cierto sentido, ha reinventado la rueda. Algunos coches a pilas integran sus motores eléctricos en la propia estructura de la rueda, eliminando así los sistemas de transmisión convencionales. Esto posibilita que cada una de ellas disponga de una motricidad independiente de las otras, mejorando de esta manera su eficacia, ya que se reduce el peso general y se aprovecha mejor la energía necesaria para su movimiento.
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Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.