La edad media de los coches en España sigue escalando: en febrero de 2025 ya ha alcanzado los 14,5 años. Además, el peso de los vehículos con más de 20 años han consolidado su crecimiento: representan el 27,7% del parque, es decir, 8,7 millones. Con estas cifras, es recomendable identificar las costumbres que juegan en su contra.
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Hagerty, la aseguradora norteamericana, ha señalado cuatro hábitos que atacan de forma silenciosa a los coches que tienen cierta edad. Es importante prestarles atención porque, de lo contrario, su vida útil será más corta de lo esperado.
Cuidado con el aparcamiento
Es aconsejable mantener los coches alejados de la luz sola directa, sobre todo los que acumulan varios años de edad. Los componentes de goma sufrirán más de la cuenta y lo mismo sucederá con los neumáticos. Además, el color de la carrocería perderá intensidad: sobre todo si son tonos oscuros.

La inactividad es peligrosa
Los coches no se fabricaron para estar parados en el garaje. Es necesario arrancar el motor periódicamente para evitar averías y, además, las piezas metálicas podrían generar óxido con la inactividad. Es también peligroso para el aceite, que se puede deteriorar: algo peligroso para la mecánica de un vehículo.
Hay que frenar el óxido
Al hilo de los puntos anteriores, si el óxido aparece, habrá que eliminarlo cuanto antes. La carrocería es la zona más proclive porque está más expuesta a los roces y golpes: con ellos, desaparece la pintura que es la primera barrera de protección y el metal queda expuesto.

Hay partes del chasis con elevada probabilidad de sufrir una oxidación y lo mismo sucede con el sistema de escape, las suspensiones, las uniones del vehículo, los bajos o zonas de difícil acceso como la parte interior de los guardabarros.
El óxido puede aparecer, también, en el hueco de la batería, en las juntas o en las mangueras, así como en el parabrisas o el maletero. Y otra parte fundamental del vehículo proclive a la oxidación es el motor.
Atención a los líquidos
El exceso de fricción de algunas piezas hará que la vida útil del coche se acorte en cada trayecto. La gravedad también tiene su efecto en el aceite y en otros líquidos del coche: mantenerlos en su nivel correcto es crucial para evitar esos roces. Puede parece que una pequeña gota no es un gran problema, pero con el tiempo puede traducirse en costosas averías.
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