Cinco trucos de experto para circular en moto más seguro

La observación y la prudencia resultan esenciales para evitar accidentes cuando se conduce un vehículo tan vulnerable.

motocicleta

Foto: Honda

Algunos motoristas habrán disfrutado de su afición durante las vacaciones. Otros, quizá la mayoría, volverán a ponerse al manillar con la vuelta a la cotidianidad, como medio de transporte eficaz y eficiente en sus desplazamientos del día a día. Conviene, por tanto, retomar los hábitos de la circulación, los reflejos y la atención sobre dos ruedas que garanticen la seguridad de lo que siempre es un vehículo vulnerable, ya sea en ciudad o en carretera.

Con experiencia y observación se pueden adquirir técnicas que ayuden a este objetivo. Más allá de las evidentes que apuntan el sentido común, la prudencia y el cumplimiento de la norma. Pequeños trucos que, aplicados en el momento preciso, permiten esquivar esas situaciones de riesgo que pueden resultar más delicadas para un motorista. No se enseñan (casi nunca) en la autoescuela, se aprenden con los kilómetros y la pericia, aunque tenerlo en cuenta contribuye a interiorizarlo con mayor rapidez y automatizarlo en la conducción.

El automovilista despistado

Las distracciones se han convertido en una de las principales causas de siniestralidad. Siempre peligrosas, lo son especialmente para los motoristas por su fragilidad, así que identificarlas puede evitar muchas situaciones críticas. Si el vehículo que llevamos delante realiza movimientos anómalos, desvía su trayectoria o ralentiza la marcha sin motivo aparente, entre otras señales, es muy posible que su conductor vaya prestando más atención a su teléfono móvil o navegador que al tráfico. Es el momento en el que se debe extremar la atención, incrementar la distancia de seguridad y alejarse lo antes posible de la situación.

Los ángulos muertos

Para el resto de los vehículos, una moto es poco visible en los ángulos muertos de los retrovisores. Por sus menores dimensiones resulta difícil de visualizar, por lo que los actuales detectores de tales ángulos ciegos resultan de gran ayuda. Como norma hay que ser prudente al superar a otro coche y mantener la mayor distancia posible, pero el motorista puede estar algo más tranquilo si aprecia en los retrovisores exteriores las luces indicadoras de la presencia de otro vehículo. Si el conductor dispone de esta asistencia se antoja menos probable que complique las cosas a una moto que se aproxima.

Anticiparse a las situaciones de riesgo resulta esencial. / BMW

El peligro de las rotondas

Los accidentes en las glorietas son tan frecuentes porque siguen siendo muchos los que desconocen una dinámica que debería ayudar a la fluidez y la seguridad de la circulación. La maniobra incorrecta que entre coches queda en un golpe de chapa, para un motorista puede traducirse en una caída de gravedad imprevisible. Por ello hay que ser muy prudentes al afrontar una rotonda, evitar adelantamientos en su interior y fijarse bien en el resto de los usuarios de la vía para anticipar sus intenciones: el uso de los intermitentes (si es que lo hacen) o la posición de las manos en el volante contribuyen a adivinar la trayectoria de los otros vehículos.

Atención a intersecciones

Los cruces son también especialmente delicados para los motoristas, una colisión con un coche puede tener graves consecuencias. Ajustar la velocidad al aproximarse a una intersección, además de obligatorio, es la mejor garantía de reacción ante un imprevisto. Y, como casi siempre sobre dos ruedas, anticiparse a lo que pueda ocurrir es esencial para identificar situaciones de riesgo. Si otro vehículo llega demasiado rápido al cruce, no acaba de frenar por completo en un STOP o se aproxima adelantando por un segundo carril es más que probable que cree peligro para el conductor de la moto. Y ante la duda, aunque no sea lo que corresponda, mejor ceder el paso al infractor que terminar volando por los aires. Tener la razón no impide la visita al hospital.

Retenciones inesperadas

Los frenazos en carretera pueden acabar, con relativa facilidad, en colisiones en cadena. Y de nuevo, lo que para un coche queda en una reparación de chapa para un motorista puede traducirse en un accidente de mayor gravedad. Hay que mantener siempre la distancia de seguridad con el vehículo precedente, controlar la que conserva el que sigue a la moto desde los retrovisores y, quedándose siempre en el carril de circulación, buscar el ángulo de visión entre filas de automóviles que permita una perspectiva más amplia. Y si llega a producirse un parón en el que la detención completa es imposible, se debe de aprovechar el espacio entre coches o el arcén para intentar una parada más segura: desde luego que tampoco es lo ideal, pero en la mayoría de las ocasiones sí mejor que verse aplastado por una furgoneta…

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Raúl Romojaro

Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.

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