BMW Serie 5: calidad y tecnología para disfrutar al máximo de cualquier viaje

Los cinco metros del nuevo Serie 5 esconden mucho espacio, tecnología punta, calidad prémium y una envidiable comodidad.

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El frontal del Serie 5 destaca por sus faros inspirados en el E60 de principios de 2000.

El BMW Serie 5 ha aterrizado en esta su octava generación hace solo unos días. Con versiones eléctricas (denominado i5), híbridas enchufables, de gasolina y diésel, se ha elegido esta última por ser especialmente aconsejable para lo que este coche está perfectamente diseñado: viajar.

Si se mira el coche por fuera, no parece que mida lo que mide: cinco metros. Pero el que conduce se da cuenta, sobre todo, cuando lo tiene que aparcar. Y es que ha crecido mucho respecto a la generación anterior, casi 10 centímetros. Algo no muy normal de generación en generación, ya que el aumento suele suponer dos o tres centímetros más.

La anchura también crece, en este caso tres centímetros, hasta llegar a los 1,90 metros y casi cuatro en altura hasta llegar a los 1,52 metros. Es decir, es bastante más grande que antes y algo más que sus principales alternativas, como el Audi A6 o el Mercedes Clase E.

La distancia entre ejes de casi tres metros también deja mucho espacio en el interior y un maletero de 520 litros de capacidad que, curiosamente, es algo más pequeño que los que llevan Audi o Mercedes.

Además de su tamaño, su diseño también se ha trabajado mucho. Para empezar, lleva unos faros inspirados en la serie E60 de principios de 2000. La parrilla característica de doble riñón se hace más evidente, con retroiluminación de los bordes de forma opcional (este de pruebas la llevaba). Los tiradores de las puertas se enrasan ahora en la carrocería y en la zaga, los nuevos pilotos son más finos y se unen gracias a una barra cromada.

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Maletero de 520 litros de capacidad. Con su longitud general de cinco metros, se antoja algo justo.

Interior amplio y tecnológico

Y de calidad, mucha calidad. Es lo más evidente al entrar. Nada nuevo en el horizonte. Materiales y ajustes deben ser de coche prémium y no defraudan. Su diseño sencillo ayuda a que esos acabados destaquen y a que el coche se note, y se sienta, de mucha categoría.

Como por ejemplo lo son los asientos, sin ir más lejos. Puede parecer que tienen un mullido duro, en un principio, pero su misión, como parece ser la de todo el coche, es mantener la comodidad en largos periodos al volante. Sujetan el cuerpo bien, pero en este sentido, los hay mejores.

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Los asientos delanteros tienen un mullido algo duro, que se vuelve cómodo con el paso de los kilómetros.

Detrás hay mucho espacio en todas las cotas. Lástima que el pasajero central no tenga asiento como tal y si va en esta posición, la dureza extra de esta zona sí que le machaque un poco con el paso de los kilómetros.

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Detrás el espacio es muy amplio, pero el pasajero central no tiene asiento como tal.

También ha crecido la pantalla de infoentretenimiento, que ya se ha visto en otros modelos de la marca como el BMW XM.  El denominado BMW Curved Display une la pantalla correspondiente a los relojes (12,3 pulgadas) con la propia de infoentretenimiento (14,9 pulgadas). No es recomendable investigar mucho en marcha, porque las opciones de esta pantalla son inacabables. Eso sí, se ve muy bien en cualquier circunstancia y su software de funcionamiento es muy rápido.

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La posición de conducción es muy futurista y tecnológica.

Conserva la palanca selectora del cambio, pero estrena un nuevo iDrive. Aunque en todo este dispendio de calidad, no hacen honor al resto algunas superficies con botones táctiles, sobre todo en el volante, en el que no se sabe muy bien si la has pulsado y, además, se mueve toda la placa donde se ubican más botones.

Mecánica diésel y con etiqueta ECO

Esta unidad cuenta con un motor diésel de cuatro cilindros y 2.0 litros con tecnología TwinPower Turbo y electrificado con microhibridación de 48V asociado a un cambio automático de 8 velocidades.

Rinde 197 CV y 400 Nm de par motor, con propulsión o, lo que es lo mismo, tracción trasera. La aceleración de 0 a 100 km/h es de 7,3 segundos, y su velocidad máxima es de 233 km/h. El consumo homologado va de los 5,6 a los 6,1 l/100 km.

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Los datos de aceleración y consumo del Serie 5 son muy interesantes.

En marcha, y a excepción de algún ruido aerodinámico aislado o a una rumorosidad algo más notable en ciudad; parece claro que es un coche construido, sobre todo, para viajar.

Esta unidad contaba con una suspensión algo más firme que la de serie, que baja ocho milímetros la carrocería, amortiguadores de dureza variable y llantas de 20 pulgadas (18 de serie). Esto provocaba alguna reacción algo más dura al pasar por ciertos resaltos pero su trabajo es muy bueno y sobre todo, rápido, evitando vaivenes de la carrocería. El confort general aumentará a buen seguro con la configuración de serie.

Donde sí que esta configuración tiene ventaja es a la hora de rodar y sobre todo, al aparecer curvas. Este BMW se notaba con mucho aplomo y una calidad de guiado muy precisa.

Respecto a su motor y si se piensa que lidia con un peso de 1.850 kilos, no lo hace nada mal. Sus 197 CV mueven estos cinco metros de tecnología punta de manera muy satisfactoria en todas las condiciones. Esa aceleración de 0 a 100 km/h en poco más de siete segundos da idea de lo rápido que mueve el conjunto. Y lo hace con un nivel de ruido y vibraciones que bien podrían pertenecer a un motor de gasolina de hace solo unos pocos años.

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Buena amortiguación, excelente guiado y un lineal y potente tacto de frenos.

Además, cuenta con una función ‘Boost’ que, al mantener apretada la leva izquierda tras el volante, ofrece 10 segundos en los que el motor eléctrico de 8 kW (11 CV) también colabora para ofrecer la máxima potencia y aceleración posible.

El cambio, con las ocho velocidades ya comentadas y accionadas mediante un convertidor de par, trabaja de lo más a gusto con este motor y le acompaña tanto en los momentos más rápidos como en los momentos de viajar a velocidad constante y de cara a ahorrar lo máximo posible. A velocidades legales, de 120 km/h mantenidos, rondará los cinco litros de consumo cada 100 kilómetros, algo de matrícula Cum Laude para un coche tan grande y pesado como este.

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Su relación entre la calidad, las prestaciones y los consumos es muy notable.

Equipamiento y precio

Con este coche, hablar de su equipamiento, tanto de serie como opcional, requeriría de otro artículo enciclopédico.

Pero sí se puede comentar lo más destacable, como el head-up display con realidad aumentada, el estreno de videojuegos a bordo al estilo del BMW Serie 7 o el cambio de carril asistido con solo mirar al espejo retrovisor exterior.

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Sistema de sonido prémium y acabados intachables en el nuevo Serie 5.

Añade el sistema Driving Assistant, de asistencia al conductor basados en cámara y radar, así como el asistente de marcha atrás y control de distancia de aparcamiento activo.

El precio de este BMW Serie 5 520d representa el de acceso a la gama, con 60.250 euros que, sinceramente, para todo lo que ofrece, no parece una cifra descabellada. Aunque ya solo con querer unas llantas más aparentes de las que lleva de serie, de 18 pulgadas, esta cifra comenzará a aumentar mucho y muy rápido.

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